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TRABAJADORES PUBLICOS DEL PS MINISTERIO DE EDUCACION

Educación, Socialismo y Postmodernidad

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Dr Pedro Rodríguez Rojas - prodriguezrojas@hotmail.com

1. Resumen
2. Introducción
3. Socialismo del siglo XXI
4. El debate posmoderno
5. El desarrollo endógeno
6. Papel de las Universidades y las Misiones
7. Bibliografía

RESUMEN
La educación formal (institucional o informal) responde a un proceso histórico social, a unas condiciones económicas políticas y sociocultural determinadas, no es un proceso neutro, que pueda ser percibido solamente desde el punto de vista organizacional, de las funciones, roles de los miembros que la conformar, sino que es eminentemente social y se rige por principios filosóficos políticos y culturales del tipo de hombre que desea formar una sociedad y/o nación particular.
La educación, en cualquiera de sus manifestaciones, no ha sido ni será nunca neutra, mas aun en el contexto actual, en el contexto de la globalización, del debate posmoderno y de las propuestas alternativas o adversas, de nuevas formas de organización societal , en el cuestionamiento de lo que ha sido las consecuencias de las ciencias frente al exaltamiento de la revolución informática y concretamente frente a los cambios que vienen ocurriendo en nuestro país donde se intenta replantear un nuevo tipo de sociedad y se ha dado inicio a un numero importante de propuestas educativas, se hace imprescindible el abordaje de la educación desde la perspectiva filosófica y sociopolítica.

1-INTRODUCCIÓN
Desde el año 2003, el actual gobierno con las misiones Robinsón, Ribas y Sucre, dio inicio a una propuesta de carácter educativo, cuyo propósito central es dar respuesta a quienes históricamente por sus condiciones de pobreza han sido excluidos del sistema educativo. En el caso concreto de la Misión Sucre, que persigue incluir en los estudios universitarios a mas de 400 mil jóvenes se ha dado inicio a un proceso con 22 programas que no solo persiguen la inclusión sino la creación de una nueva universidad que contribuya a su vez a la formación de un nuevo proyecto de país donde predomine la democracia participativa y protagónica, propulsar una economía de carácter colectivo cooperativista, donde se garantice la justicia social.
El ministerio de educación ha señalado que esta misión podría durar de 7 a 10 años al tiempo que se va constituyendo la nueva política universitaria que tiene en la municipalización de la educación superior uno de sus principales propósitos.
La municipalización o aldeas universitarias, que deben crearse en la mayoría de los municipios del país deben tener entre sus principios contribuir al desarrollo local y regional, pero con plena articulación al proyecto de país. No se trata de la típica descentralización educativa que solo busca deslastrar al estado nacional de una de sus principales responsabilidades como es la de garantizar la educación y mucho menos contribuir a la desarticulación de los Estados Nacionales como se hizo en el pasado reciente, con el aval y financiamiento de organismos públicos y privados nacionales e internacionales. Se trata de una universidad consona y comprometida con las realidades locales, que masifiquen sus potencialidades económicas pero no con fines de lucro individuales sino para el beneficio de todos cuya tarea fundamental sea enfrentar el problema de exclusión y pobreza contribuyendo al surgimiento de nuevas áreas de producción pero con condiciones diferentes a la del modo de producción y relaciones sociales del capitalismo.
Sin embargo, es necesario advertir que muchas de estas propuestas de profunda intencionalidad de justicia social no están aun claramente definidas, salvo legítimos propósitos generales los cuales apoya la mayoría del país, los sustentos teóricos y filosóficos de esta nueva propuesta educativa tienen profundas ambigüedades y contradicciones que ponen en peligro sus buenos propósitos
El gobierno ha anunciado su intención de enrumbar al país a un socialismo del siglo XXI el cual esta por definirse. Pero tanto el proyecto de país como el proyecto de educación que va a ser posible de ese nuevo hombre y esa sociedad deben ser el producto del debate no solo del presidente y de quienes lo acompañan en el gobierno, sino a través de un debate público del cual no puede ser excluido nadie entre esos las universidades tradicionales. Existe ya un consenso del papel excluyente de nuestras universidades, de su poca conexión y pertinencia con la realidad nacional, de haberse convertido en muchos casos en ghetos no solamente intelectuales sino en trinchera de oposición política del actual gobierno de no haber podido satisfacer la demanda de miles jóvenes en edades para estudiar, sino lo mas importante, no dar respuesta a los problemas fundamentales como son la pobreza y la justicia social.
Al final las universidades, como todo el sistema educativo, han contribuido a legitimar más que a cuestionar el sistema de dominación y de desigualdad social. Sin embargo, a pesar de este reconocimiento, no podemos negar que en el seno de las universidades se han desarrollado y se desarrollan actividades de docencia, extensión e investigación que muchas veces enfrentadas a la propia institución, han perseguido el cuestionamiento y la transformación universitaria. Estos actores y estas experiencias no pueden ser excluidos.
Estos actores y estas experiencias deben ser considerados en el debate sobre la nueva sociedad y la nueva educación del venezolano. Igualmente, el debate sobre la nueva universidad tiene que partir del seno de las universidades tradicionales, tanto las publicas como las privadas ya que ambas, sean autónomas o experimentales, están obligadas a responder constitucionalmente a una política nacional de educación. la autonomía no puede seguir legitimando feudos y privilegios particulares. Autonomía académica es la contribución desde las universidades a cogestionar los planes de desarrollo. La libertad de escoger autoridades y tomar decisiones académicas es siempre en el sentido de una gestión de lo colectivo, cuya máxima es siempre la nación venezolana. Universidades sostenidas económicamente con el erario público y bajo las directrices de las directivas de las políticas educativas nacionales no pueden estar excluidas por decisión propia y mucho menos por parte del Estado como garante de los bienes de la nación del nuevo proyecto de país.
Es cierto que la urgencia de la demanda social no permite esperar a que se produzcan los cambios dentro de las tradicionales universidades pero tampoco se puede evadir la sustentación teórica y filosófica que genera el debate académico por que de lo contrario caeríamos en un vacío que nos llevaría al pragmatismo de la masificación educativo sin tener un norte poniendo en peligro la calidad académica.

2-SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
En abril del año 2005, después de mas de 6 años en el poder, el presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, planteo al país por primera vez la posibilidad y la necesidad de enrumbar al Venezuela hacia el socialismo, un nuevo socialismo, el que el llamo socialismo del siglo XXI. Desde su llegada al poder en 1998, el presidente había dejado claramente marcada su posición contra lo que el ha llamado “el capitalismo Salvaje” y tomando como referencia a pensadores nacionales como Bolívar, Miranda, Simón Rodríguez, Zamora y de hombres de otras nacionalidades como Marti, el Che Guevara, y la doctrina religiosa y los discursos del Papa Juan Pablo II, hablaba de la necesidad de un humanismo internacional frente al capitalismo y en lo interno desarrollar una verdadera democracia participativa y protagónica.
Así queda plasmado en la constitución de 1999, donde se hace referencia a esta posición humanística y democrática, pero nada hace referencia al socialismo ni jurídicamente es desmontada la estructura jurídica capitalista que predomina en nuestra nación. Es en el paquete de leyes, conocidas como las habilitantes y entre las cuales se encuentran la Ley de Tierras y las reformas propuestas a otras leyes como la de educación entre otras, donde aparece una clara posición sobre la necesidad de transformar el modo de producción y las relaciones sociales capitalista predominante en la nación, al hacer referencia a la distribución de las tierras, atacar el latifundio, en considerar participe accionista a los obreros en las empresas publicas, en la expropiación de empresas privadas. Estas reformas, como es de todos conocido, trajo el repudio de los sectores económicos y políticos tradicionales y poderosos del país, lo que conllevaron a los paros escalonados que generaron a su vez la crisis y paralización del aparato económico entre los años 2002-2003, cuyo fracaso hizo posible al gobierno nacional posesionarse de sectores fundamentales de la vida nacional como es el caso de la principal industria: PDVSA, pero también iniciar una política social ya no simplemente de carácter focalista y coyuntural sino de carácter generalizada y popular, en función de dar respuesta a los que eternamente han estado excluidos, marginados de la educación, de la justicia, del trabajo digno, de la salud con la promoción de las misiones.
Así mismo en el marco de la política internacional ya desde la llegada al poder pero mas aun después del golpe del año 2002, Venezuela se convierte junto a Cuba y otros países del tercer mundo en fuerte opositores a la política exterior norteamericana y de los países desarrollados en general, cuestionando no ya acciones focales como la invasión a Irak sino a los mecanismos de dominación permanente en el área económica, política, ambiental, históricamente adversados por partidos, organizaciones pero por muy pocos estados nacionales. Así mismo no puede negarse el papel jugado por Venezuela reivindicando el rol del tercer mundo no solo en la protección de las materias primas sino también en la unificación de un bloque que permita el reconocimiento y el respeto a las soberanías y a la existencia de la vida misma.
En los últimos años son también evidentes los triunfos en cuanto a la política exterior hacia la América Latina en cuyo continente hay una marcada orientación hacia gobiernos si bienes no todos socialistas la mayoría de ellos están enfrentados al neoliberalismo y con un alto sentido social. Evidentemente; lo que esta sucediendo en Venezuela y la posibilidad de un socialismo tiene que ver con las causas internas de las condiciones de vida de las mayorías de nuestros habitantes, de la exclusión y las injusticias ya señaladas, la resistencia de los sectores tradicionales y todo el proceso que hizo llevar a Chávez al poder. Pero tampoco podemos desligarnos de los cambios ocurridos en el mundo en los últimos años, sobre todo a partir de la euforia neoliberalista a consecuencia del derrumbe del socialismo soviético.
Para un tratamiento serio de lo que puede ser este socialismo del Siglo XXI es necesario su conceptualización y establecer las diferencias y semejanzas con los socialismos anteriores, desde el socialismo utópico al socialismo marxista, a la experiencia soviética y china, así como las experiencias del tercer mundo, como el caso cubano. Además de la contextualización y categorización sobre que es el socialismo hoy, el imperialismo, la explotación, las clases sociales, la vanguardia, la dictadura del proletariado - categorías algunas de las cuales ya no son suficientes para explicar los procesos sociales actuales- es necesario definir y responder algunas interrogantes: ¿cual es la nueva ideología socialista, su ética?, el carácter de la revolución? :¿revolución permanente?, ¿globalización del socialismo?, ¿Cuál es el tipo de economía?, ¿eliminación de la propiedad privada?, ¿reforma de la constitución?, ¿desarrollo endógeno?, ¿es posible socialismo dentro del capitalismo?, ¿la vanguardia política y militar?, ¿como defender la revolución?, ¿Cuál es la nueva cultura socialista?, el papel del trabajo, el ambiente, contradicciones de lo endógeno y la integración tercermundista, ¿populismo o socialismo, populismo o demagogia?, ¿dictadura o socialismo? ¿Papel de la educación, la tecnología, la ciencia, los intelectuales?, entre otras muchas preguntas a las que hay que ir dándole respuestas.
Sobre “la muerte del socialismo” es mucho lo que se ha dicho, pero desde nuestra percepción y basándonos en los principios teóricos y filosóficos expuestos por los fundadores del socialismo (Marx, Engels y luego Lenin) lo ocurrido en las sociedades de Europa del Este está muy alejado de estos principios socialistas: Capitalismo de Estado y dictadura burocrática es la contradicción del socialismo. El socialismo, así como otras corrientes menos radicales, surge en el siglo XVIII para enfrentar las deformaciones del capitalismo, deformaciones aún existentes aunque algunas de ellas distintas y de otra índole.
La expansión y apoyo al socialismo fue y es una identificación de sentimientos de repudio al capitalismo. Desde nuestra perspectiva, es inherente a los hombres la necesidad de sustituir lo que consideren injusto, así sucedió con el fin del esclavismo luego con el feudalismo, donde la mayoría sin tener claramente definido hacia donde se dirigía defendieron los preceptos de igualdad y de libertad. Sea cual sea el nombre que queramos darle, esta pretensión de cambio social es de carácter universal. Estemos de acuerdo o no hay manifestaciones concretas, naciones en África, Asia y América Latina que asumen el socialismo como sistema, igualmente en otros países existen partidos políticos o movimientos guerrilleros que luchan contra el capitalismo y lo más importante: ¿es que no son un “caldo de cultivo" las cada vez crecientes mayorías marginadas de los beneficios del sistema capitalista en estas regiones? ¿No hemos visto manifestaciones de repudio en la propia Europa del Este a esta reciente inserción al mundo capitalista? ¿No se han producido intentos de golpe de Estado que restablezcan el viejo régimen, manifestaciones callejeras y creciente participación de los llamados excomunistas en los parlamentos? Imaginémonos por un momento lo que significa para Rusia, que no es potencia solo a partir de la revolución de 1.917 sino desde hace tres siglos, que después de haber disputado el poderío mundial convertirse ahora en sumisa de sus otrora rivales.
Al reconocer algunos errores del capitalismo, los defensores del liberalismo señalan que estos se habían producido precisamente por no haber cumplido a plenitud los preceptos liberales plasmados desde el siglo XVIII y que han sido los nacionalismos y las economías cerradas las que han dado pie a las deformaciones y vicios del capitalismo. ¿Pero cuál es el capitalismo victorioso?. El de los Estados Unidos, el país más endeudado del mundo, donde existe un 20% de población (treinta y cinco millones de personas) en estado de pobreza y donde se segregan a los negros y los inmigrantes de los países subdesarrollados?. El que interviene y viola la soberanía de otros países a su antojo. El mayor vendedor de armas del mundo? Un país con caída violenta de la productividad y con una capacidad de ahorro cuatro veces inferior a Japón, y tres veces con respecto a Europa Occidental. O hablamos de Europa, que a pesar de, los esfuerzos ponen seria resistencia a los procesos de integración, fundamentalmente Inglaterra; madre del liberalismo económico. Qué decir de los índices de inflación y desempleo en estos países. Y los casos de corrupción, mafias organizadas, el terrorismo y los que es peor, los grados de xenofobia a que ha llegado y que parecieran revivir al nazifacismo? ¿Son el Japón y los Dragones Asiáticos las excepciones?. Demostrado están los males que también acarrean las economías superhabitarias, pero sobre todo ¿son conocidas las inhumanas condiciones de vida en ciudades como Tokio? ¿Las consecuencias de un estilo de vida mecanizado? ¿Por qué es tan frecuente el suicidio juvenil en el Japón? ¿Y los regímenes de fuerza en los países del sur-este asiático? Estas naciones sufren graves problemas de contaminación, drogas, delincuencia, violación de los derechos humanos, racismo, corrupción y terrorismo en grados muy superiores a los países subdesarrollados. ¿Son estos regímenes políticos cada vez más autoritarios, cada vez màs conformados por oligarcas de las finanzas y representantes del nacionalismo xenofòbico, los modelos de democracia liberal a seguir? ¿Puede alguna de estas naciones erigirse como modelo para los países subdesarrollados? ¿Y qué decir de los enfrentamientos cada vez màs violentos que en el ámbito comercial se ha suscitado entre los grandes países capitalistas y que amenazan en un futuro, quizás no tan lejano, con choques militares?.
¿Por qué seguir haciendo énfasis en alcanzar niveles en los índices macroeconómicos que han demostrado que para nada benefician a las grandes mayorías y por el contrario favorecen a los tradicionales sectores privilegiados y a sus socios transnacionales?. ¿Por qué no llevar el énfasis a políticas que integren lo económico y lo social, en políticas que busquen el bienestar social?. No a través del populismo (mayor grado de dependencia, degradación y parasitismo de una sociedad) sino a través de la conformación de políticas que en términos individuales y societales formen a hombres con capacidad de producción (cooperativismo, microempresas, entre otros). Para ello es lógicamente necesaria la transformación de los sistemas educativos y, lo que es más difícil, de patrones culturales que valoricen el trabajo manual y artesanal, el trabajo agrícola y comunitario sin que esto signifique desdeñar la identidad cultural, por el contrario nutrirse de ella para rescatar la producción autóctona y las modalidades de trabajo tradicionales. En términos políticos, incentivar una verdadera democracia de mayor participación ciudadana, que disminuya el poder de las burocracias estatales y de los partidos políticos. En lo económico es necesario implantar medidas que equilibren la distribución de la riqueza, que vayan desde políticas tributarias que pechen a los que más tienen, hasta políticas de carácter antimonopòlicas, que de ser necesarias lleguen hasta la expropiación de bienes económicos. Mientras esto ocurre, la crisis del “socialismo real” ha dislocado a los tradicionales partidos de izquierda, sobre todo de aquellos que fueron màs seguidores de las decisiones de Moscú que de los pensadores socialistas (Marx, Engels, Lenin). Sumado a la gran heterogeneidad de estas corrientes políticas izquierdistas tenemos ahora la dispersión de excomunistas y exsocialistas en actividades diversas, como la lucha ambientalista, pro-derechos humanos, entre otras, en donde a pesar de seguir manteniendo su misma posición adversa al capitalismo evitan seguirse llamando socialistas o comunistas y utilizar las categorías de análisis del materialismo histórico
Por esta razón los científicos sociales, los filósofos, los intelectuales , están obligados hoy mas que nunca a dar respuesta a la crisis del pensamiento, romper con la pereza intelectual, la banalidad del discurso frío, seguir creyendo que es la realidad la equivocada y que las viejas teorías y premisas filosóficas siguen siendo eternamente validas. La difícil situación de pobreza material e intelectual, las desigualdades del mundo, los problemas del hombre (drogadicción, soledad, angustia, temores, espiritualidad, libertad,, entre muchos otros) que ahogan al mundo contemporáneo requieren de una nueva generación de pensadores. No se trata de mandar al olvido a Kant, Hegel, Marx, Niestche, Habermas, entre tantos otros, por el contrario; lo pertinente es releer a éstos y descubrir en ellos los que nos puede ser útil para dar respuestas a las interrogantes de hoy , a las necesidades y demandas de la sociedad donde vivimos, a la que pertenecemos y nos debemos. Pero así mismo ya no es suficiente para los nuevos filósofos , pensadores sociales, pretender buscar todas las respuestas en las hojas amarillentas de los clásicos, ni al contrario, en las coloridas paginas web de Internet, se trata del hermoso reto mancomunado de pensar y repensar al mundo contemporáneo, hay que parir una nueva filosofía.

III- EL DEBATE POSMODERNO
El cuestionamiento a la modernidad no es nuevo, desde finales del siglo XIX ya Nietzsche con “la muerte de Dios” había iniciado este debate que se presenta durante todo el siglo XX, y que es ahora alimentado por la lógica reflexión de un comienzo de siglo y milenio, que hasta ha dado pie a firmes creencias en el fin de la propia vida sobre la tierra. Lo que ocurre a igual que con otros grandes cambios del pensamiento, es que estos han llegado tarde a América Latina. Es ahora cuando el tema se hace moda, demostrando que nuestra dependencia no es sólo económica es cultural, y nuestros intelectuales son en parte los culpables. No sólo llegó tarde el debate postmoderno a América Latina sino que a igual que con el liberalismo y el socialismo lo asumimos como una verdad cierta, lo adoptamos sin haberlo asimilado, sin cuestionamiento o simplemente por ignorancia o comodidad lo negamos.
En conclusión, nuestra posición es que pretenden decretar el fin de la modernidad, dar por hecho la entrada a otra era, puede convertirse (y a nuestro modo de ver ya está ocurriendo) en el discurso legitimador del triunfo del capitalismo y su inevitable existencia, puesto que aun la racionalidad capitalista, - a pesar de los cambios - es la dominante: hasta las redes informáticas que hacen posible la realidad virtual es producto de un proceso de producción, comercialización y consumo capitalista y la sociedad dividida en productores o no, en poseedores o no de estas tecnologías es la misma de la sociedad capitalista. No pretendemos caer en posturas radicales como las de Frederic James (1995) quien define a la postmodernidad como “una cultura estadounidense” “expresión de una nueva ola de dominación militar y económica...” ya hemos hecho referencia en otros trabajos a algunas posturas iniciales de la postmodernidad de cuestionamiento a las deformaciones de la modernidad con las cuales difícilmente se puede estar en desacuerdo.
Otro argumento en contra de esta traslación automática del debate postmoderno es que este tiene un origen ubicado geográficamente en Europa y ha sido allí fundamentalmente donde se ha desarrollado y el cuestionamiento a la modernidad, la crisis de la misma se refiere particularmente a la realidad de los países desarrollados, “maduramente modernos”. Ante la tentación de adoptar la postmodernidad en América Latina debemos preguntarnos si el requisito mínimo para tal cosa no es la existencia, maduración y agotamiento de la modernidad, es decir, ¿ha sido plenamente Moderna la América Latina?. ¿Ha logrado la región el desarrollo pleno de las fuerzas de producción capitalista; trabajo, capital, para poder así hablar del fin del capitalismo?, ¿Han sido modernamente maduros las estructuras políticas y sociales para poder entrar al fin de la política, de la ciudad, del Estado, etc.?, en definitiva ¿Podemos ser postmodernos sin haber alcanzado plenamente la modernidad?. En algunos de nuestros países aun coexisten importantes manifestaciones del Feudalismo. ¿Es posible saltarse la aun añorada modernidad para estos países y llegar a la postmodernidad?. Muchos responderán que Sí, y además dirán que es lo deseable. Nuestra repregunta es y será: ¿entraremos a la postmodernidad igual que a la modernidad?, es decir, atados a la dependencia, por que al final ambos proyectos, ambas épocas no son nuestras, sino realidades y cosmovisiones ajenas.
¿Qué dicen los posmodernos sobre el fin de la pobreza?, ¿hay posibilidades de una pospobreza, posdependencia, en fin una posamérica Latina que niegue su existente y la considere un atrofio del desarrollo?. Tal como lo señala Peter Druker (1997) la era post esta negada para los países subdesarrollados:
“Las fuerzas que está creando la sociedad poscapitalista tiene su origen en el mundo desarrollado. Son el producto y el resultado de su desarrollo. Las soluciones de los retos de las sociedades poscapitalista no se van a encontrar en el tercer mundo (...). Los problemas de la sociedad poscapitalista y el estado poscapitalista sólo se puede atacar donde se originaron y fue en el mundo desarrollado”(p.12).
Al final pudiéramos caer en el mismo juego de quienes en defensa del supuesto triunfo capitalista y de la panacea globalizadora subestiman la existencia de la latinoamericaneidad no sólo como un proyecto de asociación económico sino la de una existencia y consciencia política, cultural y moral, que se enfrente a los desvanes de la pretendida homogeneización bajo los parámetros que imponen las naciones poderosas. Sí nadie cuestiona la existencia de lo Europeo, como una realidad histórica que hoy – a pesar de las dificultades – camina hacía su total integración económica, siendo este continente el más heterogéneo desde el punto de vista físico y cultural (diferentes idiomas, etnias) que ha sido escenario de los más cruentos enfrentamientos militares, igualmente es imposible negar la existencia y conciencia de la identidad latinoamericana.
“Otros grupos de países se encuentran relacionados por su historia y por su raza, por su lengua y por su religión o por pactos políticos o económicos, pero no es frecuente que coincidan todos estos vínculos, y lo es aun menos que, como en el caso de América Latina los rasgos comunes sean más fuertes que la voluntad del individualismo y aún que las disidencias” (Martínez J. L. 1979. p 113)
Los parámetros con los que históricamente hemos sido juzgados son los parámetros tecnicistas de las sociedades occidentales, de esta manera la conclusión ayer y hoy es que somos inferiores. Nuestra supuesta inferioridad científica – tecnológica se debe a que esta racionalidad no nos pertenece, competir bajo estos parámetros siempre nos hará inferiores.
La creatividad cultural – artística del latino americano reconocida mundialmente es demostración de nuestras capacidades, la “raza cósmica” o lo que hacía referencia Vasconcelos, nuestra poderosa imaginación, se enfrenta cada día a esta cosmovisión planetaria neopositivista, que al tiempo que pregona el fin de los grandes relatos, pretende crear “un orden mundial” demostración de la falsedad de la globalización y el neoliberalismo que profesan un “libre mercado”, el “orden natural” tal como propuso Adam Smith.
Hemos sido enfáticos en la peligrosidad de asumir en América Latina la discusión postmoderna en el sentido de convertir a este en un discurso legitimador del status quo capitalista y además por representar una continuidad de la dependencia cultural que no nos permite vernos y comprendernos a nosotros mismos, con nuestros ojos. Pero así tan tajante en esta posición, debemos al mismo tiempo reconocer que la otra cara de la discusión postmoderna, la que clama por la libertad de pensamiento, por cuestionar el racionalismo – lógico- lineal se parece mucho a América Latina. Parafraseando a Alejo Carpentier quien considera que por la espontaneidad la libertad y tendencia contradictoria el arte latinoamericano siempre ha sido Barroco, mucho antes de que esta corriente llegara a nosotros. Igualmente pudiéramos decir que América Latina ha sido siempre posmoderna, mucho antes de que Nictzche asesinara a Dios, mucho antes de la escuela de Frankfurt, quizás es la América Latina el espacio ideal para la nueva era, tal como lo señalo el intelectual mexicano Leopoldo Zea(1995):
“...Los pueblos bajo subdesarrollo son los mejor preparados para el futuro en que la humanidad haya de volver a la vida natural, ya sin la violencia que hicieran los hombres y pueblos que encarnaron la modernidad” p164

4-EL DESARROLLO ENDÓGENO
Contexto mundial El termino desarrollo ha sido de los mas usado en los últimos cincuenta años para referirse fundamentalmente al crecimiento de las variables macroeconómicas (PTB, tasa de interés, balaza de pago, entre otros).
Esta perspectiva ha sido fuertemente criticada por su carácter sesgadamente economicista que coloca al margen, o como consecuencia de lo económico, a las dimensiones sociales, culturales, políticas, ambientales, entre otras. Desde los padres de la economía clásica, la riqueza ha sido justificada como una consecuencia de la especialización del trabajo, la división internacional de la producción económica y las corrientes liberales de la economía (desde el liberalismo clásico del siglo XVIII hasta el neoliberalismo del siglo XX), han hecho de los valores de la competitividad, el individualismo, el egoísmo, el lucro, expresiones de riqueza.
Esta visión económica acompaña lo que desde antes, filósofos y politólogos como Hume describieron en la naturaleza del hombre, según la cual hay una especie superior que se impone sobre los otros, siendo el Estado el responsable de garantizar la existencia del mas débil y según esta perspectiva eso repercutiría en beneficio de éstos, cuando en realidad lo que hacia era legitimar el poder de las minorías.
Después de dos décadas de euforia neoliberal y de esta nueva etapa del capitalismo mundial llamada globalización- pero que en realidad no es mas que una nueva faceta de la racionalidad imperialista que por naturaleza caracteriza al capitalismo- ha quedado evidenciado las terribles injusticias y evidentes deformaciones de esta practica económica que ha hecho recurrir, hasta a sus mas fieles seguidores, a otras tesis mas moderadas. Con la crisis y caída del socialismo soviético se vino a bajo no solo una clara manifestación de deformación de un sistema que nada tuvo de socialista y que por el contrario se convirtió en el más aberrante capitalismo de Estado. Pero no podemos negar que aunque esto sea verdad no es menos cierto que este fracaso justificó una supuesta inviabilidad de cualquier otra sociedad distinta a la capitalista.
Consignas como la aldea global, “el mundo es uno solo”, el decreto del fin de las utopía y la historia, la política las ideologías, de los Estados Nacionales, entre otros, se dispersaron por todo el mundo para justificar el supuesto triunfo de un capitalismo cuyas deformaciones son ampliamente conocidas: la paradoja de un mundo que ha visto multiplicar su economía cinco veces pero que solo beneficia a diez de las doscientas naciones que conforman la tierra, mientras que la mayoría vive en estado de pobreza y cerca de un tercio de la población mundial en este mundo globalizado y de revolución informática no cuenta con los servicios básicos de electricidad, agua potable, entre otros y vive con menos de dos dólares diarios.
Estas mismas naciones que controlan los organismos económicos y políticos internacionales, cuyas transnacionales dominan el comercio, sino que además deciden arbitrariamente cuando violar la soberanía y cometer genocidios en nombre de sus propios intereses. Bajo el alegato de reconstruir la democracia, en estos países donde paradójicamente no se elige directamente a los presidentes y solo existen dos o tres grandes partidos que monopolizan la participación política ; bajo el pretexto de perseguir a terroristas y al narcotráfico cuando son ellos los principales consumidores de drogas, financiadores de los principales carteles y son también quienes históricamente aplican el terrorismo de Estado sobre las naciones débiles; al tiempo que proclaman la defensa al ambiente, han sido los que producen mas daño al patrimonio natural de la humanidad y ni siquiera aprueban los acuerdos que en el discurso supuestamente han propiciado. Son estos mismos quienes hablan de un solo mundo y de una aldea global los que generan más xenofobia y rechazo a las migraciones provenientes de los países del sur. Sin embargo a pesar de esto se han atrevido a hablar de moral y colocarse como victoriosos y modelos a seguir.
Contexto nacional Después de la crisis del modelo desarrollista o del modelo de sustitución de importaciones ( que había sustituido a su vez al modelo histórico agroexportador) Venezuela entra en los años ochenta en una profunda crisis cuyas causas estuvieron no solamente en la imposibilidad de construir una economía nacional sino por el contrario atada a grandes grupos internacionales y a la protección del Estado, sino que la crisis también se manifestaba ante la grotesca contradicción de un país aparentemente rico con niveles atroces de pobreza en la mayoría de su población. Esta mayoría heredera de las desigualdades impuestas en los tres siglos de colonia y luego en el siglo y medio de republica y que vieron fracasar en múltiples ocasiones sus justas aspiraciones, comienzan desde los años sesenta con los movimientos guerrilleros, pero mas espontáneamente aun y ahora con un sentido claramente urbano después de los años ochenta, se haría manifiesta un reclamo general de la sociedad no solo por las reivindicaciones económicas sino por el mayor grado de participación política y de acceso a la educación y la cultura de las que estaban excluidos.
El agotamiento del modelos económico pero igualmente del modelo político y sociocultural excluyente, es lo que explica la naturaleza de los hechos del 27 y 28 de febrero de 1989, del 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992, la salida y el repudio a los segundos mandatos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, que bajo un discurso supuestamente nacionalista y de disposición al cambio por el contrario representaron la máxima expresión del entreguismo a los intereses internacionales, y así mismo ante un aparente apertura democrática en realidad se convirtieron en gobiernos marcadamente represores y antidemocráticos. La llegada de Chávez al poder en 1998 va acompañada de toda esta expresión de rechazo al pasado pero fundamentalmente es la expresión de la esperanza de una mayoría de la población que exige justicia social.
Desde el inicio de su mandato, el actual gobierno ha establecido marcada diferencia con el modelo económico neoliberal, la globalización y ha proclamado (tal como quedo expreso en la Constitución de 1999, la construcción de una democracia social, no representativa sino participativa, de una economía social, no de competencia sino de solidaridad. En este sentido, el proceso revolucionario pacifico ha venido gestando cambios en la estructura legal (Leyes habilitantes), que garanticen la democratización del capital, de la distribución de la riqueza, así como ha generado planes y proyecto en el sector cultural y educativo para responder a la demanda de los excluidos. El presidente Chávez, ha plasmado cinco grandes ejes para la constitución de la nueva República : El equilibrio político, que garantice la democracia participativa y protagónica; El equilibrio económico para garantizar una economía solidaria, productiva y autosostenida, El equilibrio social a través fundamentalmente de la educación, la cultura y la justicia; El equilibrio territorial para la ocupación equilibrada del territorio nacional y el equilibrio internacional para fortalecer la soberanía, desarrollar la integración no solo de América Latina sino también con el resto del tercer mundo.
A nivel internacional el Presidente Chávez se ha pronunciado, entre otras cosas, por el humanismo, por ampliar la participación y hacer mas equilibrada la participación de los países subdesarrollados en la ONU, por la constitución de un fondo de solidaridad mundial, por defender lo que se daba como desaparecido, como son los procesos de integración subregionales y del tercer mundo no solamente en lo económico, como ha sido el rescate de la OPEP, sino de alianzas en el orden de lo político y lo sociocultural. A nivel nacional, a pesar de los múltiples ataques y aseveraciones según la cual para algunos Venezuela se estaba convirtiendo en un país comunista y para otros se repetían errores del modelo rentista y populista del pasado, sin embargo, fue solo hasta el mes de marzo del 2005, cuando el presidente, por primera vez, se refirió a la necesidad de construir el socialismo del siglo XXI.
Socialismo del siglo XXI ¿A que tipo de socialismo nos referimos cuando hablamos del Socialismo del Siglo XXI? A nuestro modo de ver, nos referimos a un modelo que tiene parte su basamento teórico y filosófico en los postulados de los grandes clásicos de esta corriente, fundamentalmente de Karl Marx en su crítica al capitalismo. Pero un capitalismo que no es el mismo que hace ciento cincuenta años, ni el propio Marx ni Engels, ni Lenin (padre de la primera experiencia de una revolución de carácter socialista, Rusia 1917), pudieron formular acabadamente lo que debía ser la organización económica, política y sociocultural de una sociedad socialista. Ya hemos hecho referencia al fracaso soviético y muchas críticas se han realizado a otras experiencias socialistas que han existido y aun existen en el mundo. De lo que se trata es de la construcción de nuestro propio proyecto de país. No creo que lo mas importante sea el nombre que le demos: humanismo, desarrollo sustentable, socialismo, sino tener claro lo que representa cada uno de estas concepciones, cuales han sido sus fortaleza y sus debilidades, pero lo mas importante es que este surja de nuestras propias características, necesidades, potencialidades y no lo que hemos hecho históricamente, que vía imposición y/o imitación hemos trasladado modelos económicos, políticos y socioculturales de otras naciones, muchas veces sin ni siquiera tomar en cuenta la necesaria contextualización. Por ello no nos cansaremos de repetir que la dependencia no es solamente económica sino fundamentalmente cultural e intelectual.
- Desarrollo endógeno Una de las facetas que se han mencionado para constituir el proyecto de país han sido los llamados Núcleos de Desarrollo Endógenos, cuyo principio central, es la constitución de grupos organizados para fomentar actividades económicas que aprovechan las condiciones naturales de las regiones, garantizando condiciones de igualdad, de oportunidad y distribución de los beneficios pero fundamentalmente que contribuyan a la transformación de las relaciones sociales, políticas y culturales del ser humano. Por ello es necesario aclarar que los desarrollos endógenos no pueden reproducir las viejas prácticas capitalistas de descentralización económica pero cuya racionalidad sigue siendo capitalista, es decir; de explotación, del lucro individual y/o colectivo. Sino se transforman las relaciones sociales de producción nada se habrá hecho.
Así mismo; el cooperativismo con todas sus grandes ventajas y aportes al trabajo solidario ha tenido en contra el debilitamiento de lo que los marxistas denominan la conciencia en si, la conciencia de clase, por que al final su objetivo fundamental es resolver problemas muy legítimos de sobrevivencia, pero no de transformación de la sociedad Al final muchas veces se convierten en importantes y valiosos aportes a eso que llaman la economía solidaria pero sin tocar y trasformar ni siquiera cuestionar las estructuras dominantes. El desarrollo endógeno por tanto no puede ser la proliferación y masificación de cooperativas desarticuladas para producir lo que le place sin responder al proyecto de país. No puede haber desarrollo de núcleos endógenos desarticulados del proyecto de país. Los proyectos endógenos en cada una de sus localidades ofrecen con sus características y sus potencialidades los requerimientos no solo de su localidad sino de la nación. De lo contrario no solo continúa la racionalidad económica capitalista sino que peor aun, aquellas regiones con condiciones naturales y de riqueza económica se verán tentadas a exigir privilegios y hasta cierta autonomía política-administrativa que pondría en peligro la existencia del Estado Nacional.
¿Exclusión vs. inclusión? Así mismo sucede cuando utilizamos por igual los términos “exclusión, e inclusión”. No hay la menor duda, y ya hemos hecho referencia, a la exclusión sistemática de la que ha sido victima la población venezolana históricamente: excluidos de la propiedad de la tierra, de las fabricas, de su propio trabajo “(alienación), de la participación a la organización política, de la educación y la cultura. Pero si hablamos de incluir a los excluidos sin haber previamente o paralelamente destruido las estructuras de dominación, los estaremos incluyendo dentro de la propia sociedad cuestionada, de su práctica y racionalidad, muchos de estos incluidos al final lo que harán será reproducir y legitimar y por tanto darle más fuerza al modelo que se pretende en principio sustituir. No se trata de inclusión sino de constitución de un nuevo proyecto de país cuya premisa básica es que no sea excluyente, que garantice la igualdad de oportunidades para todos. Para quien escribe, este proyecto no podrá ser nunca dentro del modelo capitalista que es de naturaleza excluyente. Por lo tanto considero sumamente serio y una responsabilidad de primer orden discutir en razón de ¿cuál es el tipo de sociedad, cuál es el tipo de ser humano que deseamos formar? Este es el principio sobre lo que gira todo, lo contrario es reproducir los males del pasado o caer en la anarquía.

5-PAPEL DE LAS UNIVERSIDADES Y LAS MISIONES
Anteriormente hablamos de la dependencia cultural e intelectual, no tenemos la menor duda en afirmar que el sistema educativo y fundamentalmente las universidades han sido, en la mayoría de los casos, cómplices de estas aberraciones. Hemos tenido una universidad de espalda al país, ghetos intelectuales, académicos de escritorio, investigadores y extensionistas para el beneficio de una elite. Una educación excluyente a la que no pueden llegar los pobres en su inmensa mayoría. Estas cúpulas universitarias, con sus excepciones, que a igual que otras instituciones como la iglesia, los medios de comunicación, se han convertido en representación de los decadentes partidos políticos y son ellos la máxima expresión de la oposición, y quienes critican las propuestas de cambios que viene desarrollando el gobierno nacional pero sin ofrecer alternativas, requieren de su transformación. Los universitarios no podemos seguir de espalda al país, como promotores del pluralismo ideológico, productores de conocimientos, estamos en la obligación de asumir, critica y constructivamente, posición ante los cambios que se generan, no para bendecirlos y convertirse en aparto ideológico del gobierno sino para asumir el rol protagónico en la contribución de la construcción nacional.
Nuestras universidades no pueden seguir formando solamente ingenieros para las grandes obras, médicos que curan utilizando tecnología excesivamente costosa, deben formar, sin desdeñar éstas, a profesionales que contribuyan a enfrentar la grave situación de pobreza y marginalidad de las mayorías, utilizando tecnologías de bajos costos o tecnologías tradicionales artesanales (en nuestro ejemplo, el uso del adobe para la construcción, la medicina preventiva y naturista), lo más importante aún es que las universidades no pueden seguir formando técnicos acríticos e indiferentes a la realidad, no se trata de formar simples conocedores y especialistas en el dominio del uso de herramientas para solucionar problemas sin entender el contexto global en el que se encuentran dichos problemas.
Las técnicas no son nada por sí solas sino se tiene claro el fin último de lo que se pretende lograr y a quien va a beneficiar. De estos males no escapan las ciencias sociales, humanísticas y las ciencias jurídicas, al caer en el tecnicismo que sólo sirve para reproducir las deformaciones existentes; no podemos seguir formando abogados que sólo memorizan leyes sin entender el contexto de las mismas y su justicia, convirtiéndose en simples manualistas legales; o economistas que se olvidan del carácter social de esta ciencia y se dedican a la traducción y repetición de los textos extranjeros encerrándose en el manejo de los cálculos matemáticos, pero lo peor aún, sociólogos, filósofos, etc. que se abstraen del mundo terrenal por considerarlo denigrante y se dedican sólo al estudio de los clásicos. O Psicólogos que hacen igual abstracción encerrándose sólo en el mundo interior de los individuos.
Sea cual sea las especialidades que formen nuestras universidades estas deben tener un componente general consono con la filosofía de formar ciudadanos, hombres críticos capaces de pensar soluciones alternativas, personas conocedoras de sus deberes y sus derechos, de ideales democráticos, con sentido moral, ético y humano. No podemos seguir viendo a la universidad como una casa grande donde estudiamos o trabajamos, la universidad es el país; allí deben trabajar y deben formarse quienes están llamados a asumir roles protagónicos en todas las áreas de la sociedad, la universidad debe ser el centro generador del conocimiento, de la tecnología y de la cultura, de la sociedad que podemos tener. Por esto una verdadera universidad no es tal, sí en ella no existen los estudios sociales y humanísticos. En los actuales momentos muchas carreras bajo el pretexto de la modernización curricular han disminuido o eliminado el peso de dichos estudios.
Los problemas ambientales, de pobreza y en general los concernientes a la calidad de vida no deben ser asuntos apéndices o de moda de la vida universitaria, por lo contrario deben ser de carácter intrínsecos propio de la naturaleza y la filosofía de la universidad. La Universidad ha ido a dos extremos: idealismo (político) y el pragmatismo (económico). El cientificismo no puede ser el único eje de la universidad. La importación científica y tecnológica no sólo nos ata a una dependencia económica sino intelectual. De esta manera las universidades se han convertido –queriéndolo o no – en uno de los principales mecanismos de la dependencia, es más parte del problema que una solución a la dependencia.
Ante los cambios mundiales (fundamentalmente el tecnológico), las universidades vienen siendo invadidas por conceptos y categorías propias de la ciencia administrativa – gerencial: calidad total, competitividad, reingeniería, productividad, que vacíos de filosofía, de un contexto nacional, convierten a nuestras universidades en una empresa. La universidad no debe ser ajena a estos conceptos pero no es una empresa, la productividad o competitividad no puede medirse sólo en horas hombres, número de egresados, la universidad debe ser calificada en razón de parámetros mucho más trascendentes, como pertinencia con un modelo de país menos dependiente y más digno.
La universidad adolece de todos los males del cientificismo: rigidez, poca capacidad de respuesta a lo que escapa del método verificable, universal; excesivo disciplinarismo o concretismo, que parcela el conocimiento, lo disgrega, perdiendo la totalidad de la realidad. La universidad dividida en decanatos y escuelas, cuya unidad es solo administrativa, contradice el propio concepto de Universidad como universo del saber. Es necesario, respetando la diversidad de objetos de estudio, profundizar en una red interdisciplinaria que pueda dar respuesta coherente y pertinente a la sociedad y no a parcelas de intereses.
Parte de esta desviación de la universidad hacia el pragmatismo y la profundización de la dependencia, tiene que ver con las propias corrientes educativas que predominan en nuestros pensadores pedagogos: nuestros epistemólogos de la educación están fundamentalmente formadas en escuelas norteamericanas, donde predominan corrientes instrumentalistas o conductistas, ajenas al estudio del contexto histórico – social, que pretenden resolver con instrumentos (entrevistas o encuestas) problemas de envergadura, como son la construcción de teorías educativas para la América Latina.
“Estas proposiciones advierten claramente lo inadecuado del pensamiento pedagógico corriente de la educación latinoamericana, que después de haber sufrido alternativamente en el pasado la fascinación de los modelos Francés y Alemán, en la actualidad esta encandilada por el estadounidense y su prestigio como factor de desarrollo y se augura ver nuestra formación asimilada al mismo, por que sólo así se cree garantizado el éxito pragmático del acto educativo”(Merani,1989. p19).
En general muchos de nuestros profesores universitarios salen al exterior ha realizar postgrados sin ser parte de una política universitaria. Muchos de nuestros profesores sólo hacen postgrado por el reconocimiento (título), ascender en el escalafón y recibir un sueldo mayor. Así mismo, la investigación universitaria, cercenada por el método científico, se circunscribe a una necesidad práctica: trabajo de grado y ascenso.
Pero también son muchos los casos del apasionado investigador o estudiante de postgrado cuya excelencia individual o hasta institucional no garantiza la pertinencia social, así lo plantea V Morles (1996):
“En principio desde el cientificismo se puede estimular un postgrado de un buen nivel académico cuyo objetivo declarado, sea la excelencia y el resultado; la contribución al conocimiento universal. Si todo funciona bien ese postgrado generara publicaciones internacionales que engordaran los currículos de los alumnos y sus tutores finalmente tendremos más maestros en ciencias y doctores, lo que no necesariamente permite resolver un mayor número de problemas sociales, aunque sí podrá enriquecer el caudal de sabores de la “transnacional de la ciencia” y la tecnología que galopa junto a ella, desde luego todo bajo el control de los países desarrollados”(p.14).
“Las universidades tienen un compromiso muy importante con los contenidos culturales del desarrollo. Ellas deben contribuir de modo decisivo a la incorporación del saber humanístico, científico y tecnológico en los fundamentos de nuestra cultura”(p.3).
Para el logro de este proyecto de universidad autónoma debemos rescatar cada una de sus funciones a través de la modernización y democratización de la docencia que significa un nuevo replanteamiento del rol del docente y de la metodología de la enseñanza - aprendizaje. La relación Docente - Alumno no puede seguir siendo una relación estrictamente técnica - cognoscitiva. El profesor universitario está obligado desde su aula de clase a despertar en el estudiante el interés y las aptitudes antes señaladas.
Pero lo que consideramos más importante es el papel de las funciones de investigación y extensión, ambas no pueden seguir relegadas al tiempo y los recursos sobrantes de la docencia. Mientras que sigamos confundiendo investigación con recopilación de información, especialización de conocimientos en un área determinada o técnicos para resolver problemas; y sigamos viendo la extensión como un simple programa de pasantías en empresas o comunidades como un último paso o requisito más para obtener un título; o peor aun como el único medio para generar ingresos a la universidad y obviar su principal propósito que es vinculado a la sociedad y no sólo a una parte de ésta (sector productivo); el pregrado no sea más que la continuación de la educación media y el posgrado la continuación del pregrado, indiscutiblemente las universidades estarán incapacitadas de generar un proyecto de desarrollo autónomo. Mientras investigaciones y docencia anden cada una por su lado, sin que existan líneas de trabajo que se desprendan del proyecto de desarrollo autónomo regional – nacional nada habremos hecho. Por esta misma razón, conceptos clásicos como los de ciencia, investigación, deben ser revisados la comprensión de la realidad ya no se limita a los rígidos parámetros y limitados alcances de la investigación científica, tal como lo advierte Víctor Morles:
“...La investigación científica es solamente una de las formas de hacer ciencia y por la otra, la ciencia no es la única ni necesariamente la más importante actividad intelectual del ser humano. Se olvida todo lo relativo a otras necesidades y potencialidades inmateriales de la humanidad, inclusive algunas de carácter científico y técnico como son las que se refieren a la producción de teorías, la planificación, la invención y la elaboración o adaptación de diseños tecnológicos – todos los cuales por cierto, exigen enfoques y métodos distintos a las del clásico método científico- para no mencionar otras creaciones intelectuales humanas también esenciales como son la filosofía, el deporte o la creación artística”(p.61).
Este autor prefiere hablar de producción y/o creación intelectual. Igualmente el autor considera que ya el concepto de postgrado debe ser revisado, hacerlo más dinámico, menos escolarizado para ello propone un sistema de educación avanzada. Para Morles la universidad latinoamericana debe concentrarse fundamentalmente en la construcción de teorías a través del sistema de educación avanzada:
“... creemos que es necesario iniciar en nuestras universidades, y en todo ese tercermundo que llevamos por dentro, un movimiento de reflexión y revalorización de los componentes académicos más elevados: la teoría; como el proceso y componente científico más importante y el doctorado, como el medio para desarrollar ese proceso” (p.36).
La universidad tiene hoy más que nunca el compromiso histórico de contribuir a la construcción de un proyecto nacional - regional de desarrollo. El problema fundamental de las universidades no es su falta de cupo, no es administrativo gerencial, no es presupuestario, no es su poca vinculación con el sector productivo, sin negar todas estas situaciones, el problema fundamental de las universidades es su desarticulación interna y principalmente su deficiente pertinencia con la realidad nacional – regional. Esto no se resuelve con usos de nuevas tecnologías, con mejor administración, con más presupuesto, esto es favorable pero no garantiza la pertinencia de la universidad frente a los problemas sociales y económicos de la sociedad.
El escenario primordial de las universidades no debe ser el de la industria, no es el de la medición y estudio neutral de la pobreza, la universidad latinoamericana debe ganar espacios en el escenario donde se toman las decisiones políticas, donde se construye y se deciden proyectos nacionales de beneficios para toda la sociedad y no para una minoría.
El desarrollo autónomo del que hemos estado hablando no se contrapone a las posibilidades de integraciones regionales, por el contrario, para este desarrollo y ante la intolerancia del capitalismo liberal se hace imprescindible los nexos de integración, pero además, a diferencia del modelo de sustitución de importaciones, los proyectos autónomos al tomar en cuenta no sólo las ventajas comparativas sino actividades que por sus diferencias de orden natural y de diversidad cultural de trabajo abrirán paso a relaciones más complementarias que competitivas. En la integración latinoamericana la universidad tiene un papel fundamental: la creación de una red de estudios avanzados (postgrado, investigación, paquetes tecnológicos) que contribuya en la formulación de teorías y proyectos originales de la región. La integración universitaria es fundamental para la unidad latinoamericana.
Muchas críticas se hacen desde las universidades a las misiones que el actual gobierno ejecuta a fin de darle cabida a los excluidos sociales, demanda que no puede ser postergada hasta que los académicos se decidan darle su piso filosófico y teórico. Pero sin la menor duda estas misiones con un gran sentido ético -social están obligadas a ser orientadas no solo desde la práctica sino de las experiencias acumuladas en la teoría y la filosofía que proponen el tipo de Hombre y de sociedad que buscamos. Misiones sin teoría y filosofía nuevamente se convertirían en masificación e inclusión en un modelo de dominación que es el cuestionado. No se trata de darle trabajo, salud, educación a todo el mundo, sino un tipo de trabajo, un tipo de salud, un tipo de educación, un tipo de cultura que haga posible el surgimiento de un hombre nuevo, una sociedad nueva.
Teniendo claro que las misiones son alternativas temporales para dar respuestas a los excluidos sociales, es necesario ir creando paralelamente las bases de las estructuras- que con cierto grado de permanencia - tendrán que asumir estas responsabilidades. En el caso de las universidades se ha manejado la propuesta de las aldeas universitarias o municipalización de la educación superior a fin de contribuir con los desarrollos endógenos. Universidades donde se impartan carreras de carácter técnico, largas, pero también se ofrezcan formación permanente en aquellas áreas consideradas como prioritarias para la región, en el desarrollo de sus mayores potencialidades, pero siempre articuladas al proyecto educativo nacional. De esta manera no solamente evitaríamos la fuga de cerebros de quienes salen a continuar estudios universitarios a las principales ciudades del país y que luego no regresan a la localidad de origen, agravando el problema de la concentración poblacional de estas ciudades, lo que ha producido los cordones de miseria, saturación, deficiencia de servicios, contaminación, entre otros males. Además estas tendrán que ser otras universidades de cara al barrio, a las comunidades, a la producción, a la organización civil, universidades productoras de bienes económicos y promotoras de desarrollo social y cultural. Universidades que promuevan la soberanía alimentaria así como la intelectual. Estudios que además de responder a las grandes demandas nacionales, como la medicina social integral, la organización comunitaria, ofrezcan fundamentalmente formación en las potencialidades de la localidad. De esta forma el currículo no podrá seguir siendo un producto prefabricado que desde Caracas se imponga al resto del país sino que, sin desarticularnos de las políticas nacionales, el currículo sea una construcción colectiva de los actores que hacen vida en cada una de sus localidades, de tal forma de acabar con la fuga de cerebros pero también desarrollar económica y territorialmente cada uno de los municipios. Todo esto garantizando la justicia social y la conservación del ambiente, que haga posible la sustentabilidad de las próximas generaciones.

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Dr Pedro Rodríguez Rojas
prodriguezrojas@hotmail.com
Universidad Simón Rodríguez
Venezolano. Sociólogo e historiador. Doctor ciencias sociales. Coordinador área filosófica y sociopolítica de la educación UNESR , Barqusimeto
Venezolano. Sociólogo e historiador. Doctor ciencias sociales. Coordinador área

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