PARTIDO SOCIALISTA DE CHILE La Conferencia Nacional de Educación del Partido Socialista tiene por objeto definir e identificar la posición oficial del Partido Socialista de Chile frente a la situación actual y futura del sistema nacional de educación. El documento que se anexa constituye la síntesis de diversas perspectivas y análisis construidos a partir de las reflexiones del “Encuentro de Reflexión : Las claves de la crisis de la educación” organizado por nuestro Partido y realizado en San Miguel (Región Metropolitana) el 17 de junio pasado. Este documento constituye un aporte para el debate, el análisis y la discusión colectiva que los militantes del Partido Socialista desarrollarán en el transcurso de la citada Conferencia Nacional. El contexto de nuestro análisis y de nuestra propuesta. El contexto espacio-temporal en que nos situamos se caracteriza por el cambio permanente. Las políticas de Estado y los programas de acción de los Gobiernos en las últimas décadas y, especialmente entre 1990 y el presente año, se han concretado en un ámbito globalizado, característica que ha afectado tanto el proceso de las políticas públicas como el completo y correcto ejercicio de los derechos humanos en nuestro país. Corresponde, entonces, desarrollar una propuesta para el sistema educacional de Chile, que permita dar nuevas respuestas a problemas concretos en materias sociales, culturales y económicas, delineando estrategias y políticas públicas que encaren dichos problemas desde la perspectiva socialista. Es en tal contexto que cabe considerar el desarrollo del sistema educacional y el surgimiento de los espacios políticos y sociales donde se produce la interacción de los distintos actores educativos que, a estas alturas y de acuerdo a nuestra propia propuesta desde 1990, es la sociedad completa. No obstante, identificamos especialmente al Profesor, al Estudiante y a la sociedad organizada en un espacio cultural donde los enfoques teóricos y las correspondientes prácticas concordantes o no con ellos, orientan esa interrelación. Una expresión de la sociedad organizada está dada por las recientes movilizaciones de l@s estudiantes secundari@s – los pingüinos –. Ell@s han puesto en el imaginario colectivo las demandas por una educación pública de calidad y, sin ninguna duda, han penetrado profundamente en el sentido común de la sociedad chilena respecto del tipo de educación a la que aspiran y, a la que debiera aspirar la sociedad en su conjunto. Junto con los estudiantes secundarios también se ha manifestado otro grupo de actores; en especial, las federaciones de estudiantes universitarios, el colegio de profesores, la asociación de padres y apoderados y las organizaciones juveniles y políticas de distinta índole y raigambre. Esta circunstancia muestra que la conciencia crítica de los jóvenes así como la de amplios sectores de la sociedad manifiesta una esperanza. Traza una dirección en el camino hacia el futuro, lo que le otorga sentido al trabajo de la Conferencia Nacional de Educación que nos convoca a tod@s nosostr@s l@s socialistas. La educación necesita de cambios y transformaciones radicales a fin de colocar los procesos de enseñanza - aprendizaje en la perspectiva de una mejor visión del siglo XXI. En dicho cambio, el Estado Chileno debe asumir su responsabilidad de regulación y su propósito de equidad con la mayor y mejor propiedad y fuerza legítima. Así, la niñez y la juventud de hoy encontrarán condiciones de mejores oportunidades en su acceso al conocimiento y a la tecnología, base de la construcción de una nación inclusiva e igualitaria. En este contexto, nosotros los socialistas debemos propiciar el diseño, la formulación y la ejecución de una política pública que ponga en acción y potencie las transformaciones positivas. Que, además, convoque y ponga de acuerdo a los actores democráticos y progresistas que buscan cambios y transformaciones educacionales y culturales. Tal proceso es una oportunidad para concretar, a partir del dinamismo de la emergente conciencia colectiva, una nueva estructuración de acuerdo con las bases sociales, éticas y culturales de nuestro país. Es el momento del reconocimiento y la legitimación de los actores juveniles que se han transformado en protagonistas centrales de nuevos procesos sociales y de nuevas oportunidades para las futuras generaciones. Es el momento de valorar y recrear nuestra democracia así como “abrir las Alamedas” por más y mejor democracia; con un nuevo pacto social y político para Chile donde cada habitante sea el centro de nuestras preocupaciones. Un nuevo pacto inspirado en los valores de la libertad, de la igualdad y del respeto por la diversidad y la vida y, por la promoción de una democracia más ética y más profunda. El nuevo pacto es institucionalizar el nuevo trato con la ciudadanía. Que se legitime el valor de la palabra y la propuesta innovadora de todos los que participan en los anhelos de cambios y transformaciones educativas y culturales. LA EDUCACION EN LA MIRA Desde el inicio de la transición democrática, las políticas educativas han reflejado el propósito de avanzar en calidad y en equidad. A principios de los noventa, se inició un extendido proceso de reforma al sistema educativo, dentro de los parámetros legales que se heredaron de la dictadura. Sin ninguna duda, se han realizado readecuaciones; sin embargo, el sentido orientador de la educación no ha variado sustancialmente. En otras palabras “hemos hecho lo que hemos podido y no lo que hemos debido hacer” Nuestra historia muestra que las primeras dos décadas del Siglo XX fueron de debate sobre la cuestión social. Lo social, era un problema que había permeado la sociedad chilena desde fines del siglo anterior, y uno de los elementos más centrales en tal debate fue la cuestión de la educación para los niños. Fueron muchos los que propugnaron por una educación para los niños chilenos en una dirección que llevó a la promulgación de la primera “ley de educación primaria obligatoria” N* 5.291(texto definitivo 22 de noviembre de 1929), defendida sobre la base de la evidencia. El Censo de 1906 revelaba que la tasa de analfabetismo en Chile era de 60% y que en el sector rural era aún más alta. El proyecto de educación obligatoria encontró grandes defensores, particularmente en un joven Diputado que luego sería Ministro de Educación y más tarde Presidente de la República: don Pedro Aguirre Cerda. La ley de educación primaria obligatoria fue promulgada porque existió una visión de país. Una visión que sectores del país no compartieron, basando sus argumentos en que era inútil entregarle más educación a niños que no tendrían un gran futuro económico y que por lo tanto, la preocupación por ellos constituía un derroche de recursos. En ese entonces se impuso una visión de país y una visión de Estado. La ley fue un cambio en su época; un cambio que se consolidaría ya más adelante, precisamente con el gobierno del Frente Popular. Pero este hecho no puede ser solamente un recuerdo histórico, una pura evocación de ese hecho importante y trascendente para el país pues es importante también pensarlo hoy a la luz de los recientes acontecimientos que hemos vivido. Hoy, en pleno siglo XXI cabe reconocer que el país ha avanzado pero sólo en un ámbito particular del desarrollo. Sin embargo, en medio de un proceso de globalización rampante lo social sigue siendo una tarea pendiente, especialmente en lo educativo. El modelo educacional vigente está construido para crear la desigualdad. En lo económico, Chile muestra un sólido crecimiento graficado en una serie de indicadores macroeconómicos, capacidad que se le reconoce mundialmente. Es un cambio que las políticas de los gobiernos de la concertación han debido sustentar. Pero también es bueno mirar el hecho que nuestro país todavía permanece entre aquéllos que tienen la peor distribución de ingresos en el mundo. Un país en que la tasa de desempleo, a pesar del crecimiento sigue afectando a miles de chilenos. Un país en que la cobertura del sistema previsional presagia un futuro preocupante para quienes se retiren en el futuro de la fuerza de trabajo. Un país en el que, definitivamente, la educación que reciben los pobres es más mala que la que reciben aquéllos que no son pobres.Nuestro desafío es como hacer de Chile una sociedad no excluyente. La cuestión es cómo podemos integrar dos realidades de un país, que no se encuentran. Como integrar un Chile que avanza y un Chile de desigualdades. Este es nuestro desafío.Es una tarea de Estado. Una tarea para el conjunto de la sociedad; para nuestro Gobierno reconociendo que las soluciones no son fáciles. Sabemos que la educación pública se encuentra en un estado de rezago, de retraso que todavía refleja los años de maltrato autoritario de la dictadura. El diagnóstico nos muestra que existen diferencias inaceptables en el rendimiento de los niños que vienen de los colegios públicos versus aquéllos que vienen de los colegios privados. No se trata de enfrentar a unos contra otros, se trata de buscar soluciones en la realidad plural y diversa de hoy con sentido de equidad y visión de país. Debemos luchar por cambiar lo que impide una buena educación para todos los niños. Esto es fácil decirlo y difícil de lograr. Pero, por sobre todo, no es imposible. Algunos diagnósticos de educación valoran aspectos tales como la cercanía del hogar, el trato afectuoso, la responsabilidad y la preocupación por los alumnos/as, el acceso a útiles escolares y alimentación, la existencia de ambientes resilientes y protegidos frente a la violencia, la formación en el orden y el respeto.La tarea educativa no es sólo la administración y gestión de los establecimientos educacionales. Es una tarea educativa que se nutre centralmente con la pedagogía innovadora con que se enseña. Es el cómo se entregan los conocimientos, cómo y donde se enseña a los niños. Por esto es preocupante lo que ocurre en la educación pública.Hoy vivimos otra realidad en que por cierto no tenemos tasas de analfabetismo como a principios del siglo XX, pero tenemos el analfabetismo funcional que afecta a quienes han aprendido a leer y a escribir pero nunca aprendieron efectivamente a descifrar su mundo intelectualMirar el futuro de nuestra educación es una cuestión fundamental para nuestro país. Es un nuevo trato que conlleva una decisión política distinta, que ciertamente oriente a resolver efectivamente los temas planteados. LA “BUENA” EDUCACIONUn diagnóstico ponderado nos conduce a reconocer que por un lado los Gobiernos de la Concertación han desarrollado su acción bajo un enfoque razonable de políticas educacionales. Sin embargo la cuestión central es la relación que hay entre los modelos de educación y de sociedad. El modelo de sociedad a la que aspiramos los Socialistas, inclusiva, igualitaria democrática y participativa es, con respecto a este modelo educativo, contradictorio y ratifica la idea que “una Reforma” educacional es simplemente insuficiente si se persigue una “buena” educación para todos. Los cambios de maquillaje son insuficientes. Hay un tema clave en el sentido de la educación y ésta es la constitución de comunidades educativas. Esto es volver las escuelas a sus comunidades, potenciando la participación de los padres, de los profesores y los alumnos (Centros de Padres, Consejos Escolares): Escuelas Ciudadanas.Chile es un paradigma pues nuestra privatización educativa supera a países como por ejemplo Estados Unidos donde el 80% de la educación es pública. Nuestras soluciones no pueden ser tecnócratas, donde predomine sólo una lógica de racionalidad de mercado y de utilidad.Otro tema crítico es la tensión que se genera entre dos principios como son el derecho a la educación y la libertad de enseñanza. Se confunde libertad de enseñanza con libertad de empresa y se coloca a ésta por encima de aquella. Debemos recordar que la libertad de empresa tiene tres derechos constitucionales que los resguardan, los tres con garantía constitucional. Por su parte, la libertad de enseñanza tiene garantía constitucional y además es deber prioritario del Estado, sin embargo el derecho a la educación está solamente nombrada.Además, la educación chilena es fuertemente segmentada. Es decir, cada niño convive sólo con otros niños de igual origen socioeconómico, y su educación está directamente relacionada con la capacidad de pago de cada familia. El sistema educativo se funda así sobre la pretensión de una cierta neutralidad de las diferencias. Esto traduce el hecho que a las condiciones de pobreza y de desigualdad, se sumen condiciones de mala calidad educativa.Por otra parte, los profesores tienen condiciones de salarios bajas en comparación en América Latina y tienen más horas directas de clases. Existe también una falta de regulación de las Escuelas de Pedagogía y solo recientemente se intenta acreditar la formación universitaria de los profesores.La preocupación por avanzar en calidad y equidad en la educación, sin duda ha estado presente en las políticas de los años ‘90 y son muchas las medidas orientadas en esa dirección. Sin embargo, el supuesto de que los objetivos de calidad y equidad se lograrán en la medida que se perfeccione la competencia de ofertas educativas en el mercado, implica una contradicción. El mercado por definición debe asegurar el lucro, no el mejoramiento de la calidad de la educación, especialmente de los sectores de menores ingresos. La ausencia de regulaciones para facilitar la competencia, no ha permitido avanzar en el acceso hacia una educación de calidad.Debemos avanzar en el tema de la descentralización porque hasta hoy solo se ha realizado una desconcentración que transfiere a los municipios la tarea educativa sin que éstos accedan a una real transferencia de recursos financieros y a una autonomía presupuestaria. El actual modelo de gestión no es viable dada la inadecuada definición de las competencias de MINEDUC, de los Municipios y de los privados, pues entre éstos existe una lógica de competencia mas que de cooperación. El modelo de educación que se proponga al país, por lo tanto, debe ser compatible con la sociedad que todos queremos; democrática y que tienda hacia la igualdad. En lo específico, no obstante, mientras caminamos a lo que se debe hacer, sólo llegamos a lo que se puede hacer en Educación. En esta perspectiva tiene plena validez el que la Presidenta Bachelet haya puesto especial énfasis en los programas de la educación pre-escolar, tomando en cuenta los efectos que los dos primeros años de vida de un niño ejercen en sus futuras competencias sociales. Esta decisión, no obstante su eficacia en cobertura, no da respuesta a la continuidad de estos niños en un modelo agotado.Una escuela para la buena educación es la que promueve el progreso de sus estudiantes en una amplia gama de logros intelectuales, sociales, morales y emocionales, considerando su nivel socioeconómico, su medio familiar y su aprendizaje previo. Es una educación que asegura, además, a todos los niños y jóvenes la adquisición de los conocimientos, capacidades, destrezas y actitudes necesarias para equipararles para la vida adulta Un sistema educacional eficaz es el que maximiza la capacidad de las escuelas para alcanzar tales resultados. Entre los factores más importantes que influyen en lograr una mejor educación están por ejemplo: la pedagogía que se utiliza, el tiempo lectivo real y el número y nivel de formación de los profesores; el espíritu de liderazgo de las escuelas; los contenidos curriculares; la calidad de la infraestructura y los equipamientos; los recursos financieros de que disponen las escuelas, entre otros factores. Una buena educación pasa por la generación de procesos innovadores en lo ¿Qué se enseña? (los contenidos curriculares), ¿Cómo se enseña? (metodologías de enseñanza) ¿Quiénes enseñan? (profesores), ¿Dónde se enseña? (espacios virtuales y reales de educación) y ¿Para qué se enseña?
INSTITUCIONALIDAD DE LA EDUCACION.Estamos por la creación de un sistema educacional público fortalecido.. Estamos por un sistema descentralizado que ubica la responsabilidad y función educativa a partir de cada establecimiento educativo en su entorno geográfico y político, en las comunas, provincias y regiones. Lo importante es tener tamaños adecuados que posibiliten una gestión para la buena educación. La institucionalidad actual debe ser rejerarquizada de acuerdo a nuestras prácticas de sentido común: derecho a la educación, derechos del niño, pluralidad en la enseñanza, libertad de empresa pero sin acceso a fondos públicos.Es necesario crear una Superintendencia de Educación con recursos para sus tareas de supervisión e inspección del conjunto del sistema de educación. El actual sistema de supervisión es ineficaz dada la mínima cantidad de funcionarios dedicados a las tareas de supervisión e inspección. El mismo sistema de incentivos está mal planteado y distorsionado por el impacto del SIMCE que genera la idea que la educación pública es de menos calidad. Una mejor educación requiere adaptar el Estado a las nuevas necesidades. Se deben separar las funciones del Ministerio de Educación que son el diseño de políticas públicas de las de una Superintendencia de Educación que son las de supervisión y apoyo, así como las de fiscalización y control.Los desafíos del MINEDUC son generar nueva identidad colectiva, lograr mayor participación de sus funcionarios y establecer una estructura más coordinadaEn relación al financiamiento es necesario evaluar distintos modelos.a) Financiamiento básico al territorio donde se asegure una inversión directamente proporcional a las necesidades socio económicas y cultural de los territorios y que abarque sólo al sector público.b) Financiamiento de la oferta de tal forma que los colegios tanto públicos como subvencionados tengan los recursos por aula para un cupo de 35 alumnos como máximo.c) Un modelo enfocado a la demanda por niño relacionado por necesidades educativas, sociales y culturales como incentivo a los logros por eficiencia en calidad. Avanzar en calidad y equidad significa, por tanto, intervenir el mercado, en otras palabras, la presencia de “más” Estado. El Informe de la OCDE “Revisión de las políticas nacionales de educación: Chile” señala que “la educación chilena está influenciada por una ideología que da una importancia indebida a los mecanismos de mercado para mejorar la enseñanza y el aprendizaje…” “Los mecanismos de mercado, en la práctica, son generalmente débiles estímulos para la implementación o mejoramiento educacional…” (OCDE, 2004: p. 290). El Gobierno creo el Consejo Asesor Presidencial que debería enunciar las bases para una educación de calidad. El Consejo deberá primero examinar la institucionalidad de la educación. Debemos asegurarnos de que las exigencias que se hacen a los establecimientos y sostenedores son suficientes como para producir calidad y equidad. En este sentido es necesario la reforma constitucional y modificación de la LOCE consagrando el derecho de todo ciudadano a una educación de calidad, que no se contrapone con la libertad de enseñanza. El Estado pasará a ser un verdadero garante de la calidad de la educación subvencionada, pública y privada. Esperamos, sinceramente, que estos documentos sean un aporte a la discusión que se debe dar hacia lo que debemos hacer y no sólo a lo que se puede hacer. Aun que sin duda y dada las condiciones políticas, sociales, económicas y culturales de nuestro País en toda su expresión de diversidad, sabemos que es un camino complicado de establecer por la responsabilidad histórica que nos compete, pero si puede ser un objetivo real para nosotros los Socialistas y que determine las directrices que debemos seguir en pos de una Educación necesaria para una Sociedad más justa. Gracias, por su trabajo y contribución tan importante y necesaria para nuestro Partido Socialista de Chile. Comisión de Educación: Sadi Melo Arturo Barrio Germán CorreaPedro Henríquez Hugo Soto Rodrigo Angulo
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LUIS HERNANDEZ MORALES -