El "tiro en el pie"
- El drenaje del apoyo social al gobierno, puede ser pasajero, pero no se explica exclusivamente por la crisis del Transantiago. Este debilitamiento del apoyo es particularmente sensible pues ocurre en un gobierno que prometió abrir espacios a la participación ciudadana y no hay un diseño para que se haga efectiva.
- Se ha hecho patente un distanciamiento mutuo entre la acción del Gobierno y los partidos que lo sostienen, lo que debilita a ambos actores ante los ciudadanos. Distanciamiento –que si bien es planetario- pues la política se hace impotente para resolver los problemas de los ciudadanos ante un agresivo mercado, adquiere su particularidad nacional cuando los partidos, en vez de proponer y confrontar ideas, se someten a funcionarios que poco conocen de la vida de la gente común o jamás sus ideas han sido puestas a prueba por la soberanía popular. La derecha contribuye entusiasta, con su estrategia de debilitar tanto al gobierno como a la política, para obtener ganancias por la presión de los poderes fácticos.
- La Concertación tiene un Programa de Gobierno, que son ideas para una administración breve, pero carece de un proyecto de país que marque el ideario de los próximos 20 años, lo que aumenta la tensión interna entre los proyectos liberales, los populistas y los proteccionistas que conviven en su seno. Esto se puede resolver si primero se reconoce este hecho, para luego consensuar un Programa de profundización democrática e igualdad social, que impida la división de los dos bloques reformistas (DC y PS-PPD-PR) que fue –entre otros factores- lo que abrió paso a la era neoliberal y autoritaria. El reciente cambio de gabinete se hacía indispensable, pues se había conformado un cuadro de preocupante caída en el apoyo ciudadano al gobierno, falta de conducción política para sacar adelante los objetivos programáticos y distanciamiento con los partidos que lo apoyan. En ese escenario era impostergable la decisión tomada y, visto ello, los partidos debían desarrollar la iniciativa, dialogar con la presidenta, proponer salidas y orientaciones para precipitar un ordenamiento de las fuerzas que favorecieran sacar adelante las tareas urgentes y las comprometidas en la elección. El nuevo gabinete dio a luz y nada de lo anterior hizo la mesa socialista, debilitando aún más el rol del partido en el sistema político. Sin duda bajarán las tensiones, se respirará un ambiente político menos confrontacional al interior de la Concertación y el país, pues se da otro paso en ampliar las sensibilidades (partidarias) de la Concertación que quedan representadas en el Gobierno. Pero, si los dirigentes de la Concertación no sacan las conclusiones de los gruesos errores cometidos y proponemos vías para fortalecer el proceso de reformas políticas democratizadoras y de bienestar social, esa ciudadanía exigente puede –perfectamente- castigar al sistema político y a nosotros, con un incremento de las protestas (forma radical de insistir en sentirse incluido y partícipe) y el ausentismo de las urnas el 2008, provocando no sólo un debilitamiento del gobierno, sino también el de nuestra imperfecta democracia.
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