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Significados y perspectivas de la movilización nacional de estudiantes
Escrito por Juan González, Rodrigo Cornejo y Rodrigo Sánchez
Wednesday, 30 de August de 2006
* Consigna difundida por la Asamblea Nacional de Estudiantes Secundarios días antes de deponer tomas y paros en los colegios.
I. Introducción
El Movimiento Social que, durante los meses de mayo y junio del presente año, sacudió al conjunto de la sociedad chilena, comenzó a forjarse desde el actor educativo que, al menos desde una concepción tradicional de lo político, aparecía como el más débilmente articulado para poder incidir: l@s estudiantes. Este movimiento, fundamentalmente juvenil-popular, fue capaz de integrar las legítimas reivindicaciones económicas y de infraestructura (pase escolar gratuito, gratuidad de la prueba de selección a la Universidad, mejorar los baños en mal estado, aumentar las raciones alimenticias) con el cuestionamiento a una de las principales leyes de amarre dejada por la dictadura: la Ley Orgánica Constitucional de la Enseñanza. Esta ley, que fue promulgada horas antes del término de la dictadura militar, así como los artículos de nuestra Constitución Política sobre derechos y deberes ciudadanos, sientan las bases jurídicas y filosóficas para el actual modelo de administración y financiamiento del sistema educativo chileno. Este modelo de administración (supuestamente basado en la descentralización), así como el modelo financiamiento de la educación (basado en la receta de Milton Friedman de hacer competir a las escuelas por los subsidios portables que el Estado le “da” a los estudiantes [1] ), al amparo de las citadas leyes constitucionales, han permitido la privatización masiva de escuelas en Chile. Hoy en día, el 42% de los estudiantes de la educación obligatoria asisten a escuelas particulares que reciben subvención del estado. Los dueños de estas escuelas pueden lucrar con dicha subvención, cobrar a las familias y seleccionar estudiantes. Descontando al 9% que asiste a escuelas particulares sin subvención, el otro 49% de los estudiantes asiste a escuelas administradas por municipalidades, cuya inmensa mayoría no son capaces de solventar gastos educativos mínimos y no cuentan con equipos técnicos-pedagógicos que apoyen la gestión. Este experimento educativo chileno ha generado logros significativos en cobertura escolar, pero presenta un estancamiento generalizado en las mediciones de aprendizaje, graves problemas de inequidad en la calidad educativa y ha generado un inédito fenómeno de segmentación socioeducativa en las escuelas, una especie de apartheid educativo. En palabras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, la educación chilena parece estar “concientemente estructurada por clases sociales” y “está influenciada por una ideología que da una importancia indebida a los mecanismos de mercado para mejorar la enseñanza y el aprendizaje” (OCDE, 2004: 290). II. El Movimiento de Estudiantes Secundarios El Movimiento Secundario se organizó a partir de la articulación de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (ACES), instancia surgida desde los centros de alumnos y colectivos estudiantiles [2] organizados principalmente en los colegios emblemáticos [3] del centro de la capital y algunos colegios municipales y particulares subvencionados ubicados en el mismo sector. La ACES comienza a articular sus demandas luego de un dificultoso proceso de unificación, debido a sucesivos quiebres propiciados por las fuerzas políticas tradicionales que buscaban la conducción del espacio, ante la autonomía y heterogeneidad demostrada por éste. Finalmente este proceso da frutos. Entre otras cosas, en noviembre del año pasado elaboran un documento de trabajo, que le entregan al Ministerio de Educación, en el que dan cuenta de las principales demandas y propuestas elaboradas por los estudiantes de la Región Metropolitana, en un proceso de trabajo participativo y amplio. A comienzos de este año, y a raíz de la indiferencia que mostró el nuevo Ministerio de Educación hacia sus propuestas y peticiones, los estudiantes comenzaron un proceso de movilización. Lo hicieron a través de una lógica organizativa totalmente novedosa en el escenario de los movimientos reivindicativos surgidos en estos quince años de democracia y políticas neoliberales en Chile. La horizontalidad del movimiento, la transversalidad de sus demandas (a ellas comienzan adherir estudiantes de las más diversas clases sociales y regiones del país), la claridad de sus propuestas, los novedosos estilos de movilización que proponen y ejecutan, el nivel de adhesión social que provocan, sorprenden al país, en especial a sus elites políticas, que había confinado a la juventud popular al campo de los apáticos y/o socialmente dañados. La Asamblea de Estudiantes secundarios perfila un funcionamiento basado en la democracia directa, en donde los voceros son simplemente eso, portadores del mandato de sus bases, que en asamblea resuelven, sin ceder a las dinámicas de la coyuntura y a las maniobras divisionistas y de desinformación generadas por poderosos grupos de interés [4] . Esto les permitió construir un espacio político donde la participación efectiva de todos y la diversidad se transformaban en elementos constituyentes de una nueva ciudadanía juvenil que desbordaba los tímidos canales de integración política que hasta la fecha se han constituido en el Chile post-dictadura. A los pocos días de iniciados los paros y la tomas en unos pocos liceos de Santiago, el movimiento genera una explosiva adhesión que, para sorpresa de muchos, sumó rápidamente a los estudiantes y profesores de los liceos y escuelas de las zonas periféricas y de regiones [5] , los actores más afectados por el apartheid educativo imperante en el país [6] . La Asamblea de Estudiantes Secundarios adquiere un carácter Nacional. Se desencadena un proceso generalizado de tomas y paros, testimonio del acercamiento entre los jóvenes más marginados de la sociedad chilena (de los llamados liceos periféricos o urbano-populares) y los jóvenes de las clases medias y populares con posibilidades de “integración social”. Tal fenómeno de unidad, inédito en el Chile de post dictadura, caracteriza la radicalidad, en el sentido de masividad social, de este movimiento [7] . La demanda por una Educación de calidad para todos, impacta profundamente en la mayoría de los chilenos. La conciencia colectiva respecto de las inequidades educativas, la mala calidad y la segmentación social, desencadenan una adhesión masiva en una sociedad altamente segmentada [8] , la cual no ha olvidado, a pesar de los esfuerzos propagandísticos de las elites neoliberales, que el Estado debe estar al servicio de los ciudadanos y no siempre de las elites. El movimiento secundario fue instituyente [9] , cambió la agenda de las elites políticas e instaló un debate nacional sobre preguntas educativas esenciales: ¿qué significa educación de calidad? ¿Cuál es el rol del Estado en un país en el cual este ya aparece casi inexistente para los desfavorecidos? ¿Qué entendemos por educación pública? ¿Cuál es el límite que debe existir para el lucro y las fuerzas del mercado? ¿Por qué no cambiamos las leyes constitucionales impuestas por la dictadura? III. El escenario abierto con las movilizaciones: la respuesta del gobierno, la posición de los poderosos grupos conservadores y las perspectivas del movimiento social. "Entramos en otro proceso de movilizaciones, el cual se trata de construir un proyecto de Educación para Chile" [10] La respuesta que ha tenido el gobierno frente a las demandas de los estudiantes ha sido confusa y variable. Al comienzo de las movilizaciones intentó negar la validez de las mismas, luego ensayó maniobras que buscaban la división de la asamblea de estudiantes y que recordaron el estilo político de algunos ministros de la dictadura [11] . Desatado ya el conflicto nacional, el día 1 de junio, la Presidenta Bachelet se dirige al país en cadena nacional de radio y televisión, y da a conocer las “medidas” del gobierno para solucionar la (ahora sí reconocida) crisis educativa. Estas medidas apuntaban esencialmente a las demandas económicas y de infraestructura hechas por los estudiantes. Respecto a las demandas de fondo, se envía al Parlamento una indicación general para reformar algunos artículos de la Constitución Política (la que difícilmente será aprobada), y se crea un Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación coordinado por Juan Eduardo García-Huidobro, un ex alto funcionario del Ministerio de Educación, alejado del mismo hace un par de años. Este consejo asesor presidencial está compuesto por cerca de 80 miembros y “tendrá que esmerarse por mostrar caminos para llegar a la educación justa y de calidad que Chile quiere y necesita" en un plazo de seis meses de trabajo [12] . Para muchos se trató de una medida de escasa efectividad, por la composición y alcances del nuevo organismo. Se criticó además que el gobierno no presentará postura frente a los principales temas estructurales: financiamiento de la educación pública, rol del estado, lucro y selección, etc. Al interior de este Consejo, los miembros ligados a la alianza de gobierno (Concertación por la democracia) han oscilado entre dos posturas: una más progresista que busca regular el mercado y fortalecer la educación pública y el rol del estado y una más bien tecnócrata, sustentada por sus cuadros economistas y por los ideólogos de la reforma educativa de los años ’90, que aún creen en el mercado de la educación y que defienden “el respeto a la estructura vigente” (Contreras, D y Elacqua, G: 2005 [13] ). Por su parte, los poderosos grupos conservadores chilenos, han comenzado a superar un momento inicial de perplejidad. Sus argumentaciones en pro de un mercado de la educación totalmente desregulado y su defensa del lucro, la competencia y los incentivos como “motores” del desarrollo humano, tienen mucho de ideologismo y poco sustento en evidencia. Sin embargo poseen un control absoluto sobre los medios de comunicación masivos, lo cual unido a la descomposición del sujeto social, tras 25 años de políticas neoliberales, les ha permitido instalar, hasta ahora, los marcos en que se ha dado el debate nacional. En el consejo asesor presidencial, estos grupos son minoría, sin embargo poseen una comprobada influencia sobre las decisiones del gobierno y cuentan con el apoyo parlamentario de la derecha política. Finalmente, los representantes de la sociedad civil [14] , que han sido convocados al Consejo Asesor Presidencial, se han agrupado en un frente social por la Educación. Este frente se ha puesto como horizonte convocar a un espacio ciudadano que discuta acerca de la Educación que queremos todos los chilenos: el Congreso Educativo. Esta será una instancia que nos permitirá sentar las bases para que el movimiento social, en su conjunto, logre incidir en la política pública, enfrentando en forma transparente a los intereses que durante años han amparado sus ganancias en la “anarquía neoliberal”. Para este Frente Social la tarea no ha sido fácil, sus miembros deben enfrentarse en el Consejo Asesor Presidencial, a un debate que constantemente los encierra en tecnicismos que reducen la educación a criterios econométricos [15] . Esta puede ser la principal tensión que existe al interior del Consejo Asesor Presidencial, y que se evidencia en la discusión acerca de la calidad de la Educación, la definición de Educación Pública y el Rol del Estado. Este es el escenario actual del debate sobre educación abierto en Chile. La gran paradoja de las políticas públicas neoliberales aplicadas en nuestro país es que, a pesar de todos sus esfuerzos, han construido en la ciudadanía una necesidad común que logra unirlos y movilizarlos. La ausencia del Estado en los problemas vitales de las personas, hoy es un problema que no sólo aparece en el ámbito educativo, sino también en la salud privada, en los sistemas de administración de pensiones, y en el conjunto de servicios privatizados que comienzan a mostrar su deuda con el país. El libre mercado no genera más calidad, sino que por el contrario descompone los bienes sociales, y por lo tanto, deconstruye ciudadanía, transformando la sociedad en un negocio, donde los fuertes gobiernan y los débiles los sostienen. El movimiento secundario fue capaz de cambiar completamente la agenda política chilena y consiguió avances que van más allá del ámbito educativo, y que parecían imposibles en el Chile de post-dictadura. Logró cuestionar la ideología de la “igualdad de oportunidades”, uno de los pilares estructurales del sistema chileno, generó formas de organización innovadoras y masivas, concitó un altísimo nivel de apoyo en la ciudadanía y mostró, en la práctica, que el sujeto social colectivo exige espacios reales de participación, que van mucho más allá de los débiles canales de integración que propone el sistema. Juan González, Rodrigo Cornejo y Rodrigo Sánchez
Observatorio Chileno de Políticas Educativas – OPECH. Universidad de Chile. Discutir este artículo en los foros. (0 envíos)
Textos citados:o Contreras, D y Elacqua, G. (2005): “El desafío de la calidad y equidad en la educación chilena”. Serie “En foco”, N° 43. Expansiva. http://www.expansiva.cl Consultado el 3 de Julio de 2006.o Estudiantes secundarios de la Región Metropolitana (2005): “Propuesta de Trabajo”. http://www.observatorioeducacion.uchile.cl Documentación movilización estudiantes 2006. Consultado el 10 de julio de 2006.o Foladori, H. (2006): “Los pingüinos y el deseo”. http://www.observatorioeducacion.uchile.cl. Consultado el 3 de julio de 2006.o Observatorio Chileno de Políticas Educativas (2006 a): “¿Por qué hay que cambiar la LOCE y revisar la Municipalización?”. OPECH, Universidad de Chile. http://www.observatorioeducacion.uchile.cl Documentación movilización estudiantes 2006. Consultado el 10 de julio de 2006.o Observatorio Chileno de Políticas Educativas (2006 b): “OPECH frente al consejo asesor presidencial”. OPECH, Universidad de Chile. http://www.observatorioeducacion.uchile.cl Documentación movilización estudiantes 2006. Consultado el 10 de julio de 2006.o Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (2004): “Revisión de Políticas Nacionales de Educación: Chile”. Paris, OCDE. http://www.observatorioeducacion.uchile.cl Centro de documentación. Consultado el 1 de julio de 2006.o Salazar, G y Pinto, M. (2002): “Historia Contemporánea de Chile”. Editorial LOM, Santiago de Chile. NOTAS o [1] En rigor la subvención estatal no la reciben las escuelas directamente, sino que los organismos que administran la educacional municipal y particular: los sostenedores. Elemento clave en el experimento educativo chileno. o [2] Los colectivos son organizaciones surgidas en torno a la expresión social, cultural y política de estudiantes de Izquierda, que no se sienten representados por las estructuras políticas existentes (Salazar y Pinto, Historia Contemporánea de Chile, 2002). o [3] Centros Educativos Municipales, que tienen estudiantes de elite , debido a que seleccionan alumnos y cuentan con Proyectos Educativos fuertemente asentados en la institución. Estos colegios son gratuitos y se encuentran fundamentalmente en la comuna de Santiago, centro neurálgico del capital del país. o [4] Los grupos de interés que han operado en este proceso son los grandes sostenedores de escuelas con subvención del Estado, los dueños de los medios de comunicación (de propiedad altamente concentrada), y sectores de la clase política criolla vinculados con el negocio de la educación. o [5] Una de las últimas escuelas tomadas fue el colegio Lorenzo Baeza de Isla de Pascua, el día 30 de mayo. o [6] Hoy en Chile existen, al menos, cinco sistemas de administración y financiamiento escolar, en los cuales se educan estudiantes de características socioeducativas distintas, de manera altamente segmentada: el sistema particular pagado (donde se educan las elites), el sistema particular subvencionado con financiamiento compartido (donde los padres pagan cuotas mensuales y se seleccionan alumnos), el sistema particular subvencionado sin financiamiento compartido (que igualmente puede realizar selección escolar), el sistema municipal de comunas ricas (escasas comunas que pueden invierten en educación fondos propios aparte de la subvención estatal) y el sistema municipal de comunas pobres (un sistema desfinanciado, en el cual se educa entre el 75% y el 80% de los niños y jóvenes con altas condiciones de vulnerabilidad social). Los niños pobres reciben una subvención estatal cercana a los 30 mil pesos mensuales, y de ahí para arriba cada grupo se educa en condiciones económicas diferentes (OPECH, Mayo 2006) o [7] Durante los dos Paros Nacionales convocados por el movimiento (el 30 de mayo y el 5 de junio), uno de ellos, por cierto en conjunto con otros sectores sociales, se estima que pararon alrededor de 700.000 estudiantes secundarios y de enseñanza básica, el Colegio de Profesores de Chile y la Confederación Nacional de Estudiantes Universitarios. Por otra parte, encuestas de opinión realizadas en ese periodo hablan de una adhesión nacional transversal a las demandas de los estudiantes que fluctúa entre un 75% y un 85%. Hecho absolutamente inédito en la democracia chilena. o [8] “Los secundarios han mostrado que el deseo es productor de deseo. El deseo de hacer, crea las condiciones para seguir haciendo y hacer a su vez cosas distintas cada vez, con un efecto de total descolocación de aquello que está en su entorno”. (Foladori H, 2006) o [9] Un movimiento que cuestiona, en el discurso y en la práctica, las bases de lo instituido, y que aparece, ante los ojos y los corazones de los ciudadanos, como una “propuesta de un nuevo orden social” (Foladori H ; 2006)o [10] Frase dicha a la prensa por el dirigente estudiantil Juan Carlos Herrera, Vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios, al momento de bajar las tomas de colegios el día 8 de Junio del 2006.o [11] El Ministro de educación realizó dos intentos (fallidos) de generar una mesa de negociación con sostenedores, apoderados, e incluso estudiantes, al margen de la Asamblea de Estudiantes.o [12] Extracto del discurso presidencial en el que la Presidenta presenta los objetivos y miembros del Consejo Asesor, el día 7 de junio.o [13] Se trata de un documento realizado por estos investigadores para el centro de ideas “Expansiva”, al cual pertenecen varios actuales ministros y al cual está ligada la actual vice- ministra de educación. Un dato no menor, son los intereses que tienen en el actual negocio de la educación, destacados dirigentes de partidos de la coalición de gobierno. A modo de ejemplo, al inicio de las movilizaciones, el presidente de la agrupación de sostenedores de colegios particulares (CONACEP), que ha sostenido posturas a favor de la desregulación total del mercado educativo era, a su vez, el Vicepresidente Nacional de la Democracia Cristiana: el Sr. Walter Oliva.o [14] Estudiantes secundarios, estudiantes universitarios, profesores, codocentes y padres y apoderados.[15] “…reducirse a considerar la Educación como una “maquina trivial” que sólo requiere “incentivos” externos que controlen “input” para lograr “resultados” medibles conforme a los mecanismos del mercado y la economía aplicada, es desconocer las ciencias “complejas”, que son las que pueden ocuparse de la Educación” Opech; 2006
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