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TRABAJADORES PUBLICOS DEL PS MINISTERIO DE EDUCACION

EXITOSA REUNION DE LA CONCERTACIÓN MINEDUC

EXITOSA REUNION DE LA CONCERTACIÓN  MINEDUC

EL SABADO 19 DE AGOSTO SE REALIZO EN CASA  DEL PS  

La Concertación de Partidos por la Democracia del MINEDUC realizó un encuentro de trabajadores  de esta cartera de Estado que tienen la calidad de militantes de las colectividades políticas DC, PPD, PS y PR. Dicho evento llamado  “Educación; ¿Cambios formales o cambios estructurales?” se desarrolló el sábado 19 de agosto de 2006, de 10:00 a 13:30 horas, en la sede  del Partido Socialista con una asistencia aproximada de 55 militantes  El propósito principal del encuentro fue reactivar la participación de nuestras bases partidarias en un espacio de acumulación de fuerzas que potencie  la voluntad concertacionista para contribuir desde la función política a la calidad de la educación e implementación de las políticas públicas del sector, apoyando fuertemente la gestión de nuestro Gobierno, y, en particular, la de nuestro Ministerio de Educación.Dos fueron las actividades centrales del encuentro: i) un panel sobre el tema “Educación; ¿Cambios formales o cambios estructurales?” con participación de un representante de cada uno de los cuatro partidos de la concertación,

Panel: PS:Sr. Carlos Araneda

PPD: Sr. Iván Núñez

PR: Sr. Víctor Arredondo

PDC:     Sr. Carlos Ortiz. 

y ii) Participación libre de las y los asistentes, donde se emitieron, consultas, opiniones, planteamientos y propuestas.

A continuación entregamos las posiciones de los panelistas para su lectura y análisis comentarios  en todo el país y esperamos que este encuentro motive estas acciones en regiones, para lo cual esta brigada les dará todo el apoyo.

Carlos Araneda - PS

EDUCACION: ¿CAMBIOS FORMALES O CAMBIOS ESTRUCTURALES? MARCO POLÍTICO         Los estudiantes secundarios están desafiando al neoliberalismo en el ámbito de la educación, dejando en evidencia que en un modelo económico y social como el nuestro, el sistema educativo también segrega y excluye y no se ha constituido, por lo tanto, en el factor fundamental de movilidad social y de formación ciudadana. El vivir sin sentido, sin el amparo de una comunidad, es una cosa muy dolorosa. Y eso es lo que  está pasando con los estudiantes chilenos. Es por eso que salen a protestar. Si uno le preguntase hoy a los jóvenes en el primer año de universidad qué es lo que quieren de sus estudios, no creemos que mayoritariamente digan: ‘devolverle al país lo que me ha entregado’. ¡Porque el país no les ha entregado nada! ¡Todo lo han tenido que comprar!. En contraste, una mejor educación está reservada  para los hijos de las familias más ricas de Chile.  La escuela privada dispone de los mejores profesores y de la mejor infraestructura, asegurando buenos resultados académicos. Ello les asegura a los dueños del Poder Económico y de parte del Poder Político, por un lado, que sus hijos vean el mundo acríticamente; y, por otro, que sus descendientes adquieran el máximo de capacidades instrumentales para así administrar un sistema económico y político en el que predominan el individualismo, las desigualdades y la ganancia empresarial. El 85% de los gerentes de las grandes empresas privadas en chile fueron alumnos de colegios particulares pagados.  La concentración de capital cultural y de acceso al conocimiento situado en las familias de altos ingresos, debe ser reflexionado como uno de los principales problemas para la expansión de la democracia y el desarrollo socioeconómico de Chile. Una política social incluyente y redistributiva requiere de una política educacional y cultural que acorte las distancias entre ricos y pobres, por la vía de aumentar la inversión en valor agregado directo e indirecto a las instituciones escolares más deficitarias. Si en las décadas anteriores, las reformas educativas se situaron en reformulaciones curriculares con sentido acotado, centradas en la modificación de planes de estudio, las tendencias contemporáneas refieren a transformaciones epistemológicas, innovaciones de enfoque al interior de lo cual, las temáticas culturales son absolutamente relevantes. Este movimiento social  que se vive en este proceso de construcción democrática, es valorado por el Partido Socialista de Chile, ya que lograron un importante triunfo los secundarios: poner en el tapete de la discusión el tema educacional. Este movimiento va  más allá de reivindicaciones sobre temas concretos, sino que apunta a dos grandes cuestiones, que son propias de los movimientos sociales: por un lado a la reforma del marco institucional, y por ende, proponen cambios estructurales  y, en segundo lugar, al cambio en el sentido de la educación. Los jóvenes han puesto en debate, el modelo heredado desde el régimen militar, han tensionado el eterno conflicto entre libertad de educación y derecho a la educación.El Partido Socialista de Chile  valora la  reforma educacional   impulsada por los gobiernos de la Concertación  y la considera   una  importante realización, ya que ha colocado las bases desde donde construir una nueva etapa de transformaciones profundas.  Los cambios promovidos han  involucrado  nueva infraestructura de los establecimientos educativos; actualización de los marcos curriculares de prebásica, básica y media; más recursos de aprendizajes (textos, bibliotecas de aula, computación  etc.) e incipientes procesos de mejoramiento de prácticas educativas a través de  programas   focalizados en las escuelas básicas y medias más pobres del país.  A pesar de lo anterior, y  debido a lo anterior, es el momento en que como Partido Socialista  y como coalición demos una fuerte batalla por enfrentar los temas pendientes con la inmensa mayoría de nuestro país, entre los cuales se cuentan, entre otros: a)         Las fuertes desigualdades y segregaciones existentes, expresadas en la desigual distribución del ingreso, en la segmentación territorial de nuestra población asociada a ingresos y como correlato,  en la segregación educativa tanto como a acceso a derechos sociales y culturales de toda índole.b)         La cultura discriminatoria y autoritaria en que nos encontramos inmersos.c)          La crisis de participación democrática en los distintos ámbitos de nuestra sociedad, los cambios en este período han operado sin los actores principales d)        La excesiva centralización y concentración de decisiones en  políticas públicase)          La escasa valoración de la institucionalidad democrática, demostrada en estudios internacionales, y la debilidad de Estado como garante del bien común, dado su comportamiento de Estado subsidiario. PROPUESTAS  Todo lo anterior como Partido Socialista  proponemos a nuestros amigos de la Concertación  el inicio de un proceso de reflexión mayor sobre el quehacer educativo que nos permita consensuar algunas propuestas en la línea de dar un salto cualitativo y re-fundar el sistema educacional Chileno:  1.    Es nuestra convicción que lo más arriba señalado, en cuanto a las caracterización del momento en que vivimos, deja al descubierto la profunda crisis del Estado Subsidiario y la necesaria consolidación  de nuestra democracia, lo que debiera plasmarse en la construcción de un Estado Social de Derechos y en la democratización progresiva de nuestra sociedad   2.    Cambiar el concepto de estado y su rol en educación, obliga no solo a cambiar la LOCE, sino que también nuestra Constitución Política y todo el ordenamiento jurídico, que dificulta un apoyo real  a la educación pública que atiende a los mas pobres de la nación, sino que también revisar los aportes que realiza el estado a los particulares en educación, no se debe permitir que con platas de todos los chilenos  se  discrimine, seleccione y segregue alumnos.       3.    En este contexto la educación adquiere su verdadero rol y sentido: los socialistas pensamos que educamos y somos educados para ser personas, seres libres con profundo sentido de la igualdad y la fraternidad, que aspiramos a desarrollarnos como personas en todos los ámbitos de la vida humana, sin restricciones de índole alguna, al servicio de nuestro desarrollo y  de nuestros semejantes. Para lograr esto debemos desarrollar una educación abierta, plural, integradora, laica, una educación inclusiva, garantizada para todos y todas, construida en comunidades de aprendizaje. Corresponde al Estado garantizar las condiciones materiales, normativas y administrativas necesarias para que esto ocurra. 4.    Creemos que el actual contexto de distribución del ingreso y de exclusión social  territorialmente expresada, constituyen variables estructurales que obstaculizan seriamente el mejoramiento educativo sustancial de la mayoría de nuestra población, así como también   otros derechos sociales y culturales expresados en políticas públicas. Es decir, no debemos olvidar que un factor fundamental que explica en gran medida el éxito o fracaso educativo tiene que ver con el capital social y cultural de las familias y comunidades de origen, además de las características y desarrollo personal de los niños, jóvenes y adultos; por lo tanto, es necesario fortalecer a las familias y comunidades al mismo tiempo que se fortalece la escuela que frecuentan estos sectores poblacionales. 5.    Pensamos que aportar a cambiar el marco constitucional actual y todas las barreras que de él se desprenden debe ser nuestra tarea como Concertación de Partidos por la Democracia.  En educación esto se traduce en los siguientes desafíos: a)   Crear un sistema de financiamiento educativo que de cuenta de las necesidades reales educativas en todos los niveles de la enseñanza, desde prebásica hasta superior. Este modelo debe apuntar a garantizar acceso y calidad, haciéndose cargo de las desigualdades estructurales del alumnado y los establecimientos. Para ello debemos incrementar el aporte fiscal en educación al menos a un 7% del PIB, inicialmente. (actualmente 4,2%)   b)  Para lograr lo señalado en el punto anterior, sostenemos que la actual estructura tributaria no es sagrada, tampoco la ley reservada del cobre, las que deben ser revisadas teniendo a la vista los intereses de los que tienen menos, es decir, de la inmensa mayoría de los chilenos. c)    Revisar y cambiar el actual marco de administración de la educación, la municipalización debe ser evaluada y avanzar hacia otros modelos de administración fiscal a nivel regional y/o provincial, teniendo en cuenta como variables centrales la responsabilidad educativa y la sostenibilidad en el tiempo  de un servicio educativo que debe estar garantizado seriamente; generando todos los soportes que avalen la calidad de la educación entregada a nuestros niños y niñas y a todas las personas a lo largo de la vida.  d)  La creación de una Superintendencia de Educación anunciada por la Presidenta  debe fiscalizar la provisión del servicio, con normativa especial y sirva de organismo regulador en presencia de conflictos de intereses, teniendo en el centro de su mandato la protección del derecho a la educación y asegurar la calidad educativa de los sectores más vulnerables desde el punto de vista económico, social, cultural y personal   e)   Abrir a la brevedad un debate que ponga en el centro de la discusión el sentido y el carácter que para la sociedad debe tener la educación pública. Pues hoy nos enfrentamos a un concepto debilitado, de múltiples lecturas, las más de las cuales impiden el desarrollo de una efectiva educación pública. f)     Reconocemos la centralidad de la labor docente en el mejoramiento de la calidad educativa, por lo tanto, es de extrema importancia implementar políticas de mejoramiento de la formación inicial docente, del perfeccionamiento en servicio y, sobre todo, facilitar espacios de participación de los profesores no sólo en aspectos pedagógicos, sino también en aquellos relacionados con las decisiones de políticas y sus estrategias de implementación.   Partido Socialista de Chile Ministerio de Educación

Santiago,  19  de  agosto  2006 CAE

Ivan Nuñez- PPD  Los “cambios formales” 

El PPD no comparte la práctica de proponer “cambios superficiales”, “cambios cosméticos” o cambios que queden en el discurso pero no en los hechos.

 

No obstante, los “cambios formales” pueden ser entendidos como cambios presididos por una lógica y ordenados por un discurso sistemático. Cambios de esta índole nos parecen necesarios. Son el antídoto a la improvisación y a la incoherencia.

 

Un ejemplo concreto de un cambio que puede parecer formal es el proyecto de reforma constitucional sobre el resguardo del derecho a una educación de calidad para todos. Parece un formalismo jurídico, “un pedazo de papel”. Pero su sola presentación revela una voluntad transformadora que compartimos. Su eventual aprobación, representaría un salto adelante con poco sospechadas proyecciones socio-educacionales y políticas. Lo mismo vale para proyectos como la reforma de la LOCE.  Por ahora son ideas, encarnadas en verbo. Son formales, sin embargo los saludamos como necesarios.

 Los cambios estructurales: 

¿Se quiere significar “cambios institucionales”? ¿”cambios organizacionales”? ¿cambios en la constelación del poder en educación?. Nos parecen necesarios y oportunos.

 

Ya en 2004, la misión de la OECD advertía sobre el agotamiento de nuestra dinámica de “continuidad y cambio” en la educación. Era tiempo de revisar la singular combinación entre herencias del capitalismo autoritario, por una parte, y  reformas democráticas, por otra.

 

No hemos sido simples administradores del sistema amarrado que nos dejó la dictadura. Nos ubicamos en el ancho camino del progreso y la democracia, que media entre el llamado “modelo neo-liberal” y los utopistas extemporáneos del estatismo a ultranza. En ese sentido, hacemos nuestra la voluntad fundacional de Aylwin y Lagos, a comienzos de los 90. Se justificaba la orientación “incremental-gradualista” de nuestra política hasta el año pasado. Sin apoyarnos en lo obrado entonces, no tendría sentido hablar hoy día de “cambios estructurales”.

 

Los cambios educacionales en el tránsito de un siglo a otro no están iniciándose en 2006. Empezaron en 1990. Un Estado activo y responsable, una descentralización de raigambre democrática, una plataforma curricular común, un nuevo status magisterial, la inversión pública, la discriminación positiva, los doce años de escolaridad, no son propios de un régimen de mercado. No eran cambios formales. Eran los cambios estructurales posibles en aquél contexto.

 

Pero hoy día podemos y debemos ampliar los límites. Los dispositivos sobre calidad y equidad ya estaban funcionando. Hay que reforzarlos y perfeccionarlos. Faltan las “reformas institucionales”, que ahora son más factibles que antes. Si es esto lo que llamamos “cambios estructurales”, trabajemos por ellos: reforma constitucional, nueva LOCE, reestructuración del Ministerio y Superintendencia, nuevas alternativas en la administración descentralizada de la educación pública, reformas al financiamiento, etc.

 

Sin embargo, un alerta: los “cambios estructurales” son pensables porque está en marcha espontáneamente una revolución socio-cultural. Está emergiendo un Chile nuevo entre las gentes, sobre la base del desarrollo material y de la institucionalidad democrática.

 

En la educación no sólo se requiere una redistribución de los recursos y del poder. El más “estructural” de los cambios en educación no es de índole administrativa. Es de naturaleza cultural. Es lo que está en el fondo y no percibido en “la rebelión de los pingüinos”.

 

Hay que educar para la competitividad internacional, pero vayamos más allá: a educar para la ciudadanía, como lo proponía la CEPAL hace 14 años.

 

Hay que jugarse mejor por el “aprender a aprender” y por el “aprender a hacer”, como lo ha hecho la reforma.  Pero hay que recuperar nuestro déficit en el “aprender a ser” y en el “aprender a vivir juntos”, como lo recomendaban Jacques Delors y la UNESCO hace 11 años.

 

La más estructural de las reformas educativas es aquella que haga posible “la formación humana” que ha predicado Humberto Maturana.

 

A los secundarios los movilizan los déficits y la desigualdad. Pero en el fondo/fondo tras su malestar hay una tremenda demanda de afecto y trato digno. Resolver esto no es fácil ni rápido, pero es la más estructural de las reformas. Emprendámosla desde ya.

 

Mientras ahondamos en la reforma cultural que nos falta, respondamos también, con voz propia y madurada, las interrogantes más especificas que ya están en la agenda pública.

 

¿En que debe consistir el rol del Estado en la educación del siglo XXI? ¿Cómo se redefine el Ministerio de Educación? ¿Qué estructuras descentralizadas reemplazan a la municipalización educacional que se ha agotado? ¿Qué relaciones se establecen entre la nueva institucionalidad central y la institucionalidad descentralizada, por una parte y las escuelas y  liceos, por otra?  ¿Cómo se redistribuyen y se entregan los recursos que apoyan a la educación pública? ¿Qué cambios conceptuales y prácticos son deseables en la formación y el desempeño docente? Invitamos a continuar compartiendo en torno a estas y otras cuestiones y a traducir nuestros consensos en cursos unitarios de acción.

  Carlos Ortiz - PDCEDUCACIÓN: CAMBIOS FORMALES O CAMBIOS ESTRUCTURALES. LA VISIÓN DEMOCRATACRISTIANA

                                                                                                         

Prof. Carlos Ortiz H.

  

                                   La coyuntura educacional que estamos viviendo desde el año 2005 y cuyos efectos son una preocupación nacional e internacional, tienen sus fundamentos en las decisiones políticas asumidas por los Gobiernos de la Concertación y particularmente en la implementación  técnica de estas decisiones educacionales. 

  1.- Las demandas de los años 90.-

                                   El Colegio de Profesores controlado por dirigentes pertenecientes a la Concertación plantearon con meridiana claridad dos demandas al Presidente Patricio Aylwin: Restablecer la Dignidad del profesor y poner término a la Municipalización de la Educación. Por su parte, las autoridades educacionales tomaron la decisión política de abordar la Calidad y la Equidad en la Educación como los ejes de la política educacional  en el proceso de restaurar la democracia en el país.

                                  

                                   La decisión política frente a las demandas de los profesores fue, por una parte,  la aprobación del Estatuto Docente y los consiguientes conflictos por el mejoramiento de sus remuneraciones, y por otra parte, mantener el sistema municipal en los términos establecidos por el régimen militar.

 

                                   Después de 16 años de gobierno concertaciones son los estudiantes secundarios sin distinción política alguna, los que con meridiana claridad e inusitada violencia nos demandan poner término a la educación municipalizada y a modificar drásticamente la Ley Orgánica Constitucional de Educación (LOCE).  

  2.- Los cambios educacionales.- 

                                   Los Gobiernos de la Concertación se han negado a utilizar la expresión reforma educacional en la formulación e implementación de su política educacional, aún cuando gran parte de los cambios introducidos revisten el carácter propio de una reforma. No obstante esta cuidadosa limitación en su discurso, la multiplicidad de programas desarrollados durante todos estos años por nuestros gobiernos están claramente orientados a lograr una mejor calidad del servicio educativo y a disminuir la brecha de inequidad dejada por el régimen militar. Incluso más, el retorno a la democracia significó entrar abruptamente a la globalización el mismo día que asumía el gobierno el Presidente Aylwin, cuando los noticieros de la TV nos permitieron ver todo lo que estaba censurado por la dictadura. Con los meses, el país y la educación por cierto, comenzaron a conocer las múltiples facetas de la globalización, sea por la vía de la producción, el comercio, la ciencia, la tecnología, el transporte, las telecomunicaciones, la internet y tantas otras.

 

                                   Los nuevos programas de mejoramiento de la educación incorporaron progresivamente las expresiones propias de la globalización y también sus exigencias: productividad, eficacia, eficiencia, competitividad, marco lógico, calidad total y tantos otros términos. Pocas veces en  la historia de nuestro país se ha podido observar tanta sintonía entre los programas de mejoramiento educativo y los programas nacionales de desarrollo económico y social. Esta concordancia nacional y con el mundo, ha sido elogiada por expertos e instituciones internacionales. Incluso más, ha sido recomendaba como ejemplo para otros ministerios de educación.

 

                                   Este extraordinario esfuerzo nacional expresado en un presupuesto que ha alcanzado a más un billón de dólares anuales, millones de textos de estudios, red ENLACE, alimentación escolar, mejoramiento de remuneraciones para los profesores, infraestructuras y ampliaciones, jornada escolar completa y tantas otros ítemes, comienza a zigzaguear cuando las mediciones del SIMCE indican magros logros de rendimiento y aumentan las brechas entre el sector municipal y el sector particular subvencionado y para qué decir si se le compara con el sector particular pagado. Estos resultados discutidos por autoridades, profesionales y políticos de gobierno y oposición, han terminado por ser evidentes cuando un estudio de la OCDE y la huelga de los estudiantes secundarios de junio pasado vuelven a señalar con más fuerza que la calidad y la equidad no han logrado mejorar significativamente en el sector municipal y tampoco a nivel internacional.

 

                                   La persistencia de la brecha de calidad y equidad en el sistema educacional chileno pese a los programas implementados por los Gobiernos de la Concertación, así como la reposición de las demandas de cambios al sistema municipal de educación y a la LOCE por parte de los estudiantes secundarios con franco apoyo de los padres y apoderados, obligan al gobierno y a los partidos políticos sin distinción a formular una política de Estado que aborde tanto los cambios estructurales como los formales en el sector educacional.

  3.- La participación.-  

                        Una de las observaciones reiteradas en el sector educativo y en particular entre los profesores, ha sido la falta de participación en la formulación, implementación, seguimiento y evaluación de las políticas y de los programas educacionales llevados a cabo por los Gobiernos de la Concertación.

 

                        Sin desconocer las múltiples acepciones que tiene el concepto de participación así como las dificultades técnicas para implementar cualquiera de las fórmulas para lograr la participación  de amplios conglomerados humanos, los esfuerzos realizados por las autoridades educacionales  no han dejado satisfechos a los actores del quehacer educacional.

 

Particularmente los profesores se sienten simples buzones de programas,

instructivos, manuales, reglamentos, textos y tantos otros documentos que llegan a los establecimientos para ser aplicados en las aulas. Los docentes sienten que los programas son una solución mágica que poco o nada tiene que ver con la cotidiana realidad de la escuela y de la sala de clase en particular. Los constructores de programas desconocen al 10% o 20% de alumnos que viven sólo con la mamá, o ese 40 % de estudiantes que sólo tienen la alimentación de la JUNAEB o ese grupo que vive el diario martirio de la violencia intrafamiliar, del alcoholismo del padre, del trabajo ocasional o la cesantía de ambos padres. Tampoco es muy conocida la situación ambiental o de infraestructura del establecimiento educacional. A nadie parece preocuparle el frío o el calor que penetra a las salas por las ventanas sin vidrios, o cómo los profesores se apiñan en una pieza denominada comedor para servirse un café. Probablemente esta descripción sea tenue para una gran cantidad de liceos y escuelas, incluyendo un buen número de establecimientos particulares subvencionados.

 

                                   Esta realidad nos obliga a establecer un diálogo franco y directo entre los actores educacionales y los gestores de los programas para fijar progresivas implementaciones, de modo que las experiencias exitosas logradas hasta la fecha puedan ser conocidas y replicadas en un tiempo prudente en muchos establecimientos educacionales del país.

 

                                   Hoy día los profesores están cansados cuando se les reúne para escuchar la nueva solución de los tecnócratas del Ministerio, de la Consultora o del experto de moda en las tantas jornadas que se organizan en los Departamentos Provinciales a lo largo del país. Y cuando ayer los profesores hablaron a través de verdaderas catarsis sobre la realidad en sus escuelas y en su vida profesional, fueron catalogados de “llorones” y una pérdida de tiempo para quienes eran portadores del cambio educacional. Transcurridos 16 años de cambio educativo, han sido los estudiantes secundarios, sin catarsis alguna, quienes nos han expresado con vehemencia juvenil lo que ellos piensan sobre nuestras políticas y programas educacionales.

 

                                   Los estudiantes y los padres y apoderados tampoco se sienten partícipes de los cambios educacionales, cuando más informados de las nuevas modalidades de aprendizaje, de los nuevos textos, de los nuevos beneficios, de las nuevas construcciones, de la nueva evaluación del rendimiento escolar, de los resultados del SIMCE. Sí hay preocupación por todo lo nuevo, sí hay mayor demanda de  información sobre cómo ayudar a sus hijos, pero todo esto está dirigido a los directivos y en particular a los profesores. Estas inquietudes se transforman en malestar cuando los rendimientos no son lo esperados, los resultados del SIMCE son deplorables y las posibilidades de ingreso a la Universidad son mínimas o nulas.

 

                                   Por su parte, los estudiantes son los menos escuchados y tomados en cuenta en nuestro sistema educacional, excepto por un buen número de profesores jefes y algunos profesores de asignatura. Sin embargo, ellos identifican plenamente al docente motivador, innovador, siempre dispuesto a ayudar incluso a los alumnos con mayor déficit, a oír a quienes tienen las mayores dificultades sociales y económicas. Ellos reconocen también a aquellos docentes que enseñan sin considerar las diferencias individuales y también a aquellos que no les gustaría ver más en la escuela o liceo. Los estudiantes son los mejores evaluadores de los docentes y si los escucháramos nos ahorraríamos mucho dinero y problemas innecesarios con nuestro sistema anual de evaluación de los docentes.

 

                                   Estos mismos estudiantes identifican en forma perfecta los objetivos logrados en sus clases, las actividades a través de la cuales se logran aprendizaje significativos, los textos o guías útiles con los cuales se puede trabajar, los sitios en Internet donde se encuentran las respuestas a las tareas. Ellos no sienten la brecha digital, sino la impotencia de no poder acceder en plenitud a las herramientas tecnológicas.

 

                                   Los estudiantes secundarios nos han dado ejemplo de participación en su movimiento al hacer uso de dos herramientas tecnológicas: la telefonía móvil y el Chat. Con estos medios han tenido a un millón de estudiantes informados a través de la interacción en Red, y a la vez han logrado consensuar todos los acuerdos y acciones para lograr sus objetivos. Entretanto, nosotros seguimos trabajando con la encuesta, el Oficio, la carta conductora, el Memo y la minuta.       

 

                                   En suma, las limitaciones naturales para lograr la participación en los años 90 han sido superadas en los años 2000 y sólo se requiere la voluntad política para que los cambios educacionales  puedan tener los consensos necesarios por parte de sus actores principales. Si los estudiantes pueden hacerlo, entonces los adultos también debemos lograrlos.

  

4.- Tres principios fundamentales para los cambios estructurales y formales de la educación.

 

                                   Con motivo del triunfo del NO en 1988 y el inicio de la campaña presidencial del 89, el Departamento de Educación de la Democracia Cristiana planteó la necesidad de desideologizar la propuesta educativa de la candidatura de Patricio Aylwin. Esta loable estrategia tuvo como finalidad privilegiar el retorno a la democracia por sobre cualquiera otro principio político, lo cual aceptado por los integrantes de la coalición se ha mantenido por más de 16 años.

 

                                   Esta asepsia ideológica, como la han llamado probablemente con justa razón muchos de nuestros críticos internos,  ha significado que las políticas y los programas de mejoramiento se planteen con una neutralidad tal que después de 16 años de gobierno nadie identifique el tipo de democracia, sociedad, escuela, sistema de educacional, economía, desarrollo regional, desarrollo científico y tecnológico, universidad que deseamos para nuestro país.

 

                                   En estos 16 años vividos en un régimen más o menos democrático, nos hemos integrado al proceso de globalización, hemos optado por una economía de mercado y hemos favorecido los Tratados de Libre Comercio con los grandes conglomerados del mundo, aspiramos a una internacionalización de la educación a través de la movilidad estudiantil y académica y estamos progresivamente incorporando los avances científicos y tecnológicos a nuestros centros de investigación y a los procesos productivos.

 

                                   Paralelamente apreciamos que si bien la globalización hace crecer la riqueza para los ricos y favorece cierto nivel de desarrollo para algunos sectores sociales, este mismo fenómeno extrema la pobreza en países de Asia, África y América Latina, en otras palabras aumenta la desigualdad interna de los países y las diferencias entre las naciones.

 

                                   La ciencia y la tecnología con su vertiginoso cambio incrementa el crecimiento de las naciones que la producen o la pueden adquirir, mientras que los países de menor desarrollo observan  una creciente brecha y dependencia para solucionar  sus problemas sanitarios, medioambientales, productivos, educacionales.

 

                                   Las tecnologías de la  información distribuyen sin límites los acontecimientos diarios de todo el acontecer humano a través de sus diferentes medios, como también nos invaden con sus valores y antivalores, nos inducen al consumismo y al hedonismo, todo determinado por las leyes del mercado.

 

                                   En el corazón de nuestra visión del hombre, de la sociedad y de la política se encuentran tres conceptos que son la razón de ser de nuestra presencia en la vida política: Persona Humana, Comunidad y Educación Liberadora. Son algunos de los valores fundamentales que animan nuestra ideología y consiguientemente nuestra praxis.

 i.- Los cambios tienen como sujeto la Persona Humana.- 

                                   Los actores directos de los cambios educativos (alumnos, profesores, y padres y apoderados) son Personas, es decir, naturaleza dotada de inteligencia y libertad que se desarrolla a través de la vida en el seno de la familia y de la comunidad.

 

                                   De este modo, los párvulos, niños y jóvenes son sujetos de los cambios formales y estructurales y no meras cifras de la productividad o de la eficiencia de la escuela, o un subyacente del porcentaje de objetivos logrados en las pruebas SIMCE. Los párvulos, niños y jóvenes inmersos en esta vorágine productivista mantienen esa denominación tradicional frente a su rendimiento escolar: me pusieron un tres o un No logrado, me saqué un seis o un logrado, confirmando en forma simple su dimensión de persona en los procesos de aprendizaje.

 

                                   Son estos mismos jóvenes los que en su protesta nos indican que los cambios y las estructuras no son compatibles con los derechos y deberes de quienes son sujetos de la educación, no son compatibles con el desarrollo de su inteligencia y libertad.

                                   Son estos mismos estudiantes secundarios quienes personalizan la tecnología a través de sus computadores y celulares para alcanzar los consensos y el logro de sus objetivos con su movimiento de junio pasado.  

                                   Los profesores, también  son Personas,  y  como tales sujetos constructores de los cambios educacionales que interactúan con sus alumnos en función de un objetivo común. No se puede continuar con una visión despectiva sobre quienes tienen la responsabilidad  de construir las situaciones de aprendizaje y conducir el diálogo con los estudiantes. Si los déficit profesionales son elocuentes, entonces la decisión política es reciclarlos para usar un lenguaje productivo, además de plantear la modificación de los programas de formación en las Facultades y Escuelas de Educación.

 

                                   Los padres y apoderados, responsables iniciales de la educación de sus hijos, son Personas que nos merecen todo respeto y nos interpelan día a día cuando los resultados no tienen correspondencia con sus anhelos y esperanzas. Ellos no siempre sienten la libertad para elegir la educación de sus hijos, especialmente los pobres y aquellos que no tienen disponibilidad de recursos para enviarlos a una escuela supuestamente mejor.

 

                                               La educación para un democratacristiano está intencionadamente impregnada de significado y en ese sentido los conceptos que se utilizan no son neutros. Hoy se habla de “capital humano”, es más es un término relativamente vendedor, hace estar de moda y utilizarlo refleja una cierta “modernidad”. Sin embargo, para un humanista , la persona humana jamás puede ser calificada como “capital”, ya que ello involucraría un reduccionismo a la dimensión estrictamente económica. Es por ello que Mounier afirma con gran fuerza “La persona se resiste a cualquier tipo de reducción o limitación  a una sola dimensión”. Eso no significa que no valoremos la dimensión económica o que no le demos importancia a la educación como un elemento gravitante para el desarrollo económico. Un humanista cristiano, laico o socialista, puede ser optimista respecto del ser humano, ya que es portador de múltiples potencias que lo pueden encaminar hacia el bien, la belleza y la justicia.

 ii.- Los cambios en y con la comunidad.-  

                                               La Persona crece y se desarrolla junto a otras Personas conformando comunidades. La escuela y liceos son comunidades educativas al estar constituidas fundamentalmente por estudiantes, profesores, padres y apoderados. Los cambios educacionales a través de sus programas deben contemplar en todas sus etapas a estas diferentes comunidades para asegurar el éxito en sus resultados. De nuevo los jóvenes secundarios vienen a demostrarnos como sus comunidades se organizaron y participaron en cada una de las etapas de su movimiento, superando 4.000 kms de distancia, la inexistencia de un financiamiento previo, el natural desconocimiento individual.

 

                                               La comunidad es el espacio natural para el análisis de los cambios y por consiguiente para su aceptación, implementación y éxito. En estos 16 años algunos hemos olvidado vivir en comunidad y otros tantos han tenido temor al diálogo comunitario, como si el verticalismo fuese la solución para imponer los cambios o el capital de riesgo en la implementación empresas innovadoras.

 

                                               Si bien en este proceso de cambios hemos hecho esfuerzos de participación comunitaria a través del PADEM y de la instauración de los Consejos Escolares, el miedo a otorgarles facultades resolutivas sólo produce cansancio y frustración entre sus integrantes. Al parecer la democracia funciona hasta el momento del sufragio y luego el diálogo se diluye hasta llegar al silencio. Los estudiantes han dicho lo contrario, demostrando que la comunidad estudiantil está viva y exitosa.

 iii.-  La Educación Liberadora.- 

                                               Para los humanistas  la educación es liberadora, pues ella debe estar impregnada de un sentido crítico, debe saber leer los signos de los tiempos, debe contribuir a ver, juzgar y actuar en función de una clara jerarquía de valores. El respeto a los derechos humanos, la solidaridad, la dignidad de trabajador, el compromiso social, el respeto por el medio ambiente, el sentido de equidad, la eliminación de discriminaciones y de todo tipo de exclusiones   son fundamentales para lograr una sociedad más solidaria. Por eso podemos decir junto al trovador en su canción “Solo le pido a Dios que lo injusto no me sea indiferente”.

 

                                               Seamos claro: nuestras escuelas son injustas porque nuestra sociedad es injusta. Dewey afirmaba  que las escuelas son el espejo en el que la sociedad se refleja. Paulo Freire, el gran humanista cristiano latinoamericano, nos llama a generar una conciencia crítica que desde la educación provoque los cambios necesarios para el logro de una sociedad mejor. Nosotros creemos en esa vocación del sistema educativo.

 

                                   A los democratacristianos No nos provoca temor que los jóvenes quieran mejorar lo existente. Es más, sus palabras interpretan lo que vivimos muchos de los presentes en los diferentes movimientos de los años 60 y comienzos de los 70.  Sí nos inquieta la violencia con que hoy nuestro alumnado se moviliza, pero ¿No ha sido esa la enseñanza que les hemos legado?  “Los tiempos serán mejores cuando seamos mejores, nosotros somos los tiempos” dice San Agustín y  él mismo nos afirma que “la paz es fruto de la justicia”. La violencia de nuestros jóvenes estudiantes secundarios es provocada por la violencia aún mayor de la inequidad.

 

                                   Desafío para todos los humanistas seamos cristianos, laicos o socialistas es asumir la tarea de hacer de la educación la prioridad fundamental de nuestro quehacer político, actuar en consonancia con ello y aprovechar esta oportunidad única generado por los estudiantes secundarios, tal como lo asumieron en el pasado los socialistas Eugenio González Rojas, Julio César Jobet y Ramón Núñez Aguilar; los radicales Amanda Labarca y Humberto Elgueta y los cristianos Patricio Cariola, Gastón Gilbert y Leonel Calcagni.  La decisión política es exclusivamente nuestra.

  

Santiago, Chile, 19 de agosto, 2006

Victor Arredondo - PR

EDUCACIÓN: ¿CAMBIOS FORMALES O CAMBIOS ESTRUCTURALES?  Ayer, gobernar es educar.  Ahora, educar para gobernar El Partido Radical Social Demócrata (PRSD) y particularmente quienes siendo sus militantes y simpatizantes laboran día a día en el Ministerio de Educación, han mantenido una posición crítica en relación al rol que desempeña éste desde la vuelta a la Democracia, en función del principio de subsidiariedad impuesto por el Régimen Militar y que no ha hecho otro cosa que profundizar la brecha social existente entre los sectores más favorecidos de nuestra Sociedad y los más desposeídos, favoreciendo la inequidad y la falta de oportunidades para quienes, mayoritariamente, no son favorecidos por el modelo neoliberal imperante. Pese a que los sucesivos Gobiernos de la Concertación han procurado superar dicha situación, no cabe duda que la autocomplacencia y la falta de voluntad política en muchos casos, han impedido avanzar de acuerdo a lo que sociedad chilena requiere. Una muestra clara de lo señalado, la representa el movimiento estudiantil de los meses pasados, movimiento que se venía incoando desde principios del año 2005 y que fue “chuteado” por quienes, en su momento, poseían las herramientas para superar dicha problemática, endosada injustificadamente, al Gobierno Actual con las consecuencias por todos apreciadas y que implicó, que la comunidad nacional manifestará su creciente apoyo a un movimiento que “representó y representa” las reivindicaciones a las que aspira la mayoría de los ciudadanos, sustentada en el discurso de la Primera Mandataria en cuanto a “participación ciudadana” y que, lamentablemente, enfrascados en la lucha por obtener mayores “granjerías”, los Partidos Concertacionistas no han sido capaces, con “visión de futuro” de afrontar  comprometiéndose sinceramente con los cambios que “pide” la ciudadanía por el momento, pero que, partiendo de la lección de organización y consecuencia que han dado los estudiantes, más adelante se pueda traducir en “exigencias”, con consecuencias imprevisibles para la Sociedad Chilena en su conjunto, considerando la inserción activa de Chile en un mundo globalizado y las exigencias derivadas de dicha inserción traducida en los múltiples Tratados de Libre Comercio firmados por los Gobiernos Concertacionistas. En síntesis, los temas que los secundarios han puesto en el debate, son sin duda relevantes y cruciales para el desarrollo y consolidación de una sociedad más justa y democrática y responden a los anhelos de todos y cada uno de los habitantes de este país. En este sentido, el Partido Radical Social Demócrata ve, más allá de la problemática educacional que hoy convoca a quienes conforman este Panel, la necesaria e indispensable revisión de las políticas de Estado en cuanto a enfrentar  los problemas de la gente, asumiendo en plenitud su responsabilidad social no sólo en el área de Educación, sino que también, en las áreas de Salud, Vivienda y Desarrollo Cultural. En ese aspecto, y respondiendo a los aspectos formales que señala la convocatoria se hace indispensable, un proceso de Reforma del Estado, donde se considere la modificación de la Constitución y las Leyes Vigentes y donde necesariamente debe replantearse el Rol del Estado Subsidiario impuesto por el Gobierno Militar, sin perder de vista la consonancia existente entre lo público y lo privado que presentan los países desarrollados.En lo relativo al Sistema Educativo parece relevante que el foco de atención de los cambios a generar en él y sus regulaciones, sea la no discriminación de los estudiantes. Este aspecto resulta esencial tanto para elevar la calidad como para la disminución de la segmentación y las actuales desigualdades en los aprendizajes de los estudiantes según su condición socioeconómica. La no discriminación y el derecho a una educación de calidad debieran ser los aspectos centrales a supervisar, incentivar y sancionar desde una Superintendencia de Educación, como reforma estructural al sistema.En este sentido, preocupa al PRSD la revisión de temas relevantes tales   como la Jornada Escolar Completa, Infraestructura, Subvención Preferencial, Formación Docente, Participación de las Familias (relación familia, comunidad, escuela)  o mecanismos de Rendición de Cuentas en Educación (Accountability), colocando el énfasis, en este último caso, en la gestión de los propios establecimientos.Como PRSD estimamos indispensable poner en la agenda de discusión la viabilidad de la educación municipal, en las actuales condiciones que rigen el sistema.  En efecto, junto con la discusión y modificación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), se debe enfrentar, sin autocomplacencias, las condiciones, obligaciones y posibilidades del servicio educativo que ofrecen los diversos municipios en tanto administradores y gestores de la educación pública hoy día, reconociendo la desigualdad que los afecta y que se ha mantenido silente en el tiempo, basada en el hecho que subsistan dos sistemas de subvención que, en el caso particular de los Establecimientos Municipalizados y de los Particulares Subvencionados atenta, inclusive, con los valores éticos que el propio sistema propugna. Parece fácilmente abordable y solucionable en el corto plazo facilitar el acceso a subvención mediante el mismo sistema que regula a los establecimientos técnico profesionales traspasados bajo el Decreto Nº 3166 a Grupos Empresariales y donde desaparece el  perverso “pago por asistencia promedio del alumno”, que conlleva, bajo la mirada cómplice del Sistema, a adulterar los datos de asistencia del alumnado para percibir una subvención que garantice el pago de las obligaciones mensuales de las obligaciones asociadas al hecho de ser “sostenedor” y donde el profesorado está “obligado” a mentir, con el significado que hecho trasunta para “un formador” dicha mentira que  sólo sirve para garantizar el “funcionamiento normal del sistema”, pero que afecta su imagen y atenta contra su rol de formador. Partiendo de la solución de este primer dilema ético generado por el propio sistema, debemos ser capaces  como Partidos de la Concertación de determinar si, efectivamente, la subvención que cancela el Estado permite garantizar la igualdad de oportunidades para cada niño, joven y adulto del país en cuanto a calidad y equidad del servicio educacional que se presta.El PRSD, considerando que la Educación es tarea esencial del Estado, sin perjuicio de la existencia de establecimientos privados de educación, es partidario de crear un Sistema Nacional de Educación que proporcione a todos los niños, jóvenes y adultos  del país, competencias de primer nivel, formándolos en los valores de justicia, solidaridad, respeto a los derechos humanos, a la vida y a la naturaleza, fomentando la creatividad y el desarrollo de habilidades teóricas y prácticas, que permitan a cada chileno integrarse al mundo del trabajo o de la cultura por medio de un Plan Nacional de Desarrollo que contemple, entre otros, la recreación en cada capital regional, de Centros de Alta Tecnología –mediante el uso de la Ley de Donaciones y destinación de un porcentaje del PIB (que debe ser aumentado a los niveles que presentan países que han superado la brecha que los separaba de los países desarrollados)- donde confluyan  el Empresario, el Docente, la Escuela, el Centro de Formación Técnica, el Instituto Profesional y la Universidad, en un esfuerzo conjunto para que la investigación sea puesta al servicio de las nuevas generaciones de profesionales, investigadores y técnicos, generando una red al servicio del desarrollo productivo, tecnológico y social sustentable a nivel local mediante mecanismos de democracia participativa.En Chile estamos en presencia de dos procesos que afectan la calidad y equidad de la Educación de distinta manera: la descentralización, por una parte, que ocurre a través de los municipios y la desconcentración, por la otra, que recorre el sistema y llega a las escuelas por medio de los Departamentos Provinciales de Educación. Es fundamental, a nuestro juicio, fortalecer la labor del Ministerio de Educación en este ámbito, recuperando su rol histórico en los municipios que, en cuanto a su tamaño y presupuestos no puedan garantizar la calidad del servicio educativo que ellos pueden ofrecer. En este aspecto, el Ministerio de Educación deberá retomar directamente las escuelas municipalizadas en quiebra, reemplazando a los municipios que no puedan sostener la función educativa. Se debe, por tanto, activar mecanismos y regulaciones que obliguen a mirar, gestionar y proyectar la educación municipal y particular subvencionada de manera integral a nivel comunal, bajo parámetros de calidad y en condiciones de equidad. Se deben impulsar diversas medidas para elevar la calidad de la Educación, como el establecimiento de un límite de 30 alumnos por sala de clases, el estímulo a la creación de escuelas y liceos experimentales, la recuperación y utilización adecuada de laboratorios de ciencias en los Liceos que poseen la infraestructura para ello, el reposicionamiento de la Reforma Tributaria que tanto éxito tuvo durante la Presidencia de Don Patricio Aylwin Azócar y del Ministro de Educación, en ese entonces, Don Ricardo Lagos Escobar y que permitió la habilitación de Colegios Humanísticos Científicos a Técnicos Profesionales,  incorporando una o dos carreras a la oferta H-C del establecimiento, el establecimiento y apoyo decidido a carreras tecnológicas post-media cortas (C.F.Ts) y gratuitas (ampliación del beneficio de la Beca Nuevo Milenio a partir de la incorporación del C.F.T. al Registro Nacional y restitución de la Beca de Desempeño Laboral CORFO-MINEDUC para sus alumnos), todos aspectos que deben ir  asociados, en forma ineludible, a una nueva formación del profesorado.El PRSD considera fundamental el rescate de la dignidad del profesorado, asegurando su perfeccionamiento permanente –se debe revisar con seriedad el rol actual que cumple el Centro de Perfeccionamiento e Investigaciones Pedagógicas retomando, de ser necesario,  sus antiguas funciones y tareas-; y su acceso a mejores remuneraciones –pese a los significativos avances que, en este sentido han tenido los sucesivos Gobiernos de la Concertación. Cabe precisar que las remuneraciones de un docente en ejercicio son inferiores en un 40%  a las de otras profesiones. El Ministerio de Educación debe asumir la responsabilidad de abordar, como desafío de Estado, las estrategias y programas de formación del profesorado, en conjunto con las Universidades que imparten las carreras de Pedagogía, con el objetivo de establecer una formación que garantice las “competencias en acción” del futuro profesional de la Educación. No más profesores MARMIMOC, ni más formación sustentada en la asistencia a carreras pedagógicas los días sábados, mediando sólo la Licencia de Educación Media. Debemos mirar al pasado y rescatar los aspectos singulares que incidieron en la formación de los antiguos profesores normalistas y en su forma de actuación en el aula que tanto impacto en quienes fueron producto de esa formación y a partir de ahí definir el perfil de docente que los nuevos tiempos requieren, mediante el seguimiento permanente del proyecto docente de las Universidades vía sistemas de acreditación  y/o verificación institucional. El Partido Radical Social Demócrata (PRSD) considera esta definición como imperativo ético de los Partidos de la Concertación y del Ministerio de Educación, al cual nadie puede sustraerse, considerando que está en juego el futuro de nuestros niños y niñas, jóvenes y adultos del país. Está claro que las experiencias de los primeros 6 años de vida del niño o niña son cruciales. En este aspecto, es fundamental seguir avanzando en la Reforma Curricular de la Educación Parvularia, favoreciendo la interacción entre el sector público, llámese Junta de Jardines Infantiles y/o Fundación INTEGRA y el sector privado, ampliando la subvención estatal a Salas Cunas y a todos los niveles de la Educación Parvularia, mediante la apertura de locales (unidades educativas pequeñas de no más de 50 párvulos) que cumplan con la normativa determinada para estos efectos en cuanto a infraestructura, personal calificado y recursos educativos y que, en lo particular, tengan como única finalidad la atención de niños y niñas de 0,5  a 6 años de edad, permitiendo la integración de la mujer, de así desearlo, al mundo laboral pero que, en lo fundamental, permite el acceso de los párvulos a un proceso de estimulación temprana que favorece su socialización y su aprendizaje.  En cuanto a la Educación Superior, llámese esta Centros de Formación Técnica, Institutos Profesionales ó Universidades, el Partido Radical Social Demócrata (PRSD) ha efectuado propuestas concretas sobre el financiamiento de estudios en la Educación Superior, propiciando un sistema que asegure el acceso con efectiva igualdad de oportunidades para todos. En este sentido, la instauración de la Superintendencia de Educación, aparece como fundamental para orientar y regular el Sistema no sólo en este aspecto, sino que, también, en lo que respecta a la creación de nuevas entidades de Educación Superior, Oferta de Carreras y Campos Laborales existentes, debiendo garantizarse, en el caso de las Universidades e Institutos Profesionales, la existencia de los espacios adecuados para el desarrollo de la docencia, investigación, extensión y creación artística, instándolas a asumir con plenitud su Responsabilidad Social como entidades “sin fines de lucro”, como lo señala la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE).En lo que respecta a la calidad y equidad de la Educación, el PRSD centra su mirada no sólo en los alumnos y alumnas y sus docentes, sino que también  en la relación que establece la familia y la comunidad con el medio escolar, como factor incidente en el mejoramiento de la Educación, partiendo de la afirmación que “las escuelas que no avanzan, tienen problemas de convivencia”. Evidentemente, los Gobiernos de la Concertación han avanzado significativamente en este aspecto a través de la creación de los Consejos Escolares y de la definición del rol de los Centros de Padres y Apoderados pero predominan aún aspectos de la cultura educacional que privilegian la incorporación de los padres al sistema pero no su participación activa. En este aspecto, se debe avanzar en potenciar el capital social que significan los padres, madres y apoderados/as de manera de rescatar el contexto en que viven, cuales son sus redes y observar que trae consigo la participación en los centros educacionales de sus hijos/as.  La experiencia muestra que “reporta beneficios tanto en su desarrollo personal como a nivel de obtención de más información necesaria para opinar y demandar, en este sentido se logra un espacio donde se articulan nuevas redes de apoyo, de respeto y de solidaridad, donde no importando el nivel de participación se van generando relaciones que aportan positivamente, traduciéndose en cambios en términos de la relación hijos/as y la adquisición de nuevos aprendizajes, de comprender en que están los niños/as a propósito de estar conectados e informados de lo que ocurre en la Escuela, que es un espacio de importancia en el establecimiento de redes significativas para los niños/as y como se ha visto para los padres, sin olvidar que además es un espacio de socialización que modula las conductas en el presente y futuro, al igual que la familia”. Aparece como desafío, fortalecer todas las formas de participación activa de la comunidad educativa. De esta forma, se puede potenciar y estimular una cultura de comunidad que dialoga, que debate a través de formas participativas y democráticas, haciendo de la escuela un espacio comunitario relevante donde se promueven relaciones simétricas, de reciprocidad y de ejercicio cotidiano de la democracia.Al terminar esta ponencia, el Partido Radical Social Demócrata (PRSD) se impone el deber de señalar que los Partidos de la Concertación y quienes están ligados al mundo educativo tienen hoy una posibilidad única, histórica de replantearse la  Educación y los cambios que en ella se imponen, con altura de miras, sin mezquindades, con generosidad, teniendo como único norte el proporcionar a los niños y niñas, jóvenes y adultos de este país, del presente y del futuro, una educación donde la calidad, la equidad y la igualdad de oportunidades estén verdaderamente presentes: ¡Chile nos lo exige. No desoigamos su llamado!...

 

    

 

 
  

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